Por Jorge Castro
Uruguay ha tomado un nuevo rumbo para insertarse en el mundo. En el 2005 (enero/septiembre), el total de las exportaciones uruguayas al resto del Mercosur ascendió a 564 millones de dólares; a su vez, las exportaciones a EEUU, en ese mismo periodo, fueron de 566 millones de dólares. Es probable que, en los últimos tres meses del año pasado, con el ritmo notable de incremento de sus exportaciones al mercado norteamericano, haya superado incluso los 577 millones de dólares que exportó en el 2004. Significa que, en un año (2003/2004), las exportaciones de la República Oriental a EEUU crecieron 147%.
El año pasado, el PBI uruguayo creció 6.5% tras haber trepado un año antes a la cifra record del 12%, el segundo nivel de mayor crecimiento en América Latina, después de Venezuela (18%). También en el 2005, las exportaciones uruguayas crecieron 15.2%, con lo que alcanzaron un record de 3.177 millones de dólares; sólo en noviembre del 2005 crecieron 21.6%.
A la cabeza del boom exportador oriental se encuentran las ventas de carnes, que ascendieron a 817 millones de dólares en los primeros 11 meses del 2005. El principal comprador de sus carnes es, de lejos, Estados Unidos que compró más de 465 millones de dólares.
El principal socio comercial de Uruguay en los últimos dos años no es, en síntesis, ni Brasil ni la Argentina, ni tampoco la suma de los mercados de los dos principales países del Mercosur, sino Estados Unidos.
Uruguay tuvo una brutal caída del 15% del PBI en el 2002, la mayor depresión de su historia desde la década del 30. También el país, en ese año, experimentó el colapso de cuatro de sus mayores bancos y una masiva devaluación de más del 50%. Fue una crisis inducida por el colapso argentino. En el 2002, los argentinos retiraron masivamente sus depósitos del sistema financiero oriental, luego de haber hecho lo mismo un año antes en su propio sistema. Entre mayo y diciembre del 2001, retiraron más de 22.000 millones de dólares de la estructura bancaria argentina. También en el 2002, Uruguay experimentó pérdidas de reservas por más de 200 millones de dólares por mes. Entonces, en agosto del 2002, llegó el FMI, precedido por el Departamento del Tesoro, con un préstamo contingente de 3.8 billones de dólares, que frenó el colapso al borde al abismo.
En este mismo periodo (2001/2002/2003), la economía brasileña, principal mercado de las exportaciones uruguayas hasta entonces, entró en recesión.
Crisis económica inducida por el colapso argentino, mientras caía la demanda brasileña, y, finalmente, crecimiento acelerado de las exportaciones uruguayas al mercado norteamericano. La historia uruguaya de los últimos 10 años.
La política es el ejercicio de la libertad. Pero es un ejercicio que consiste, ante todo, en revelar y en seguir lo establecido por la necesidad. Uruguay, guiado por los hechos, se orienta hacia una nueva inserción internacional.
Uruguay recibió en los últimos dos años 1.700 millones de dólares de inversión extranjera directa para instalar dos plantas de pulpa de papel sobre el Río Uruguay.
Es la mayor inversión de capital de la historia uruguaya; representa más del 11% del PBI oriental. La estimación del gobierno de Tabaré Vazquez es que esta inversión puede agregar 1.5 puntos porcentuales a su tasa de crecimiento de largo plazo.
En los últimos 10 años, 120.000 uruguayos abandonaron el país, en su inmensa mayoría jóvenes de menos de 30 años, muchos de ellos profesionales. Quedan 3.5 millones, con casi un millón de jubilados y pensionados.
En el 2005, la tasa de inversión fue del 12% del PBI. El objetivo de Tabaré Vazquez y su Ministro de Economía Danilo Astori, es llevar este bajísimo nivel de inversión al 20% del PBI en cinco años (2010).
Esta –una tasa de inversión del 20% anual- “es la clave por lo que pasa todo lo demás que el Frente Amplio quiere lograr”, -dijo Danilo Astori-, “y esto cuando la inversión publica, -agregó-, será necesariamente limitada porque nuestros recursos (fiscales) son escasos”. Prácticamente la totalidad del incremento de la inversión deberá provenir, en suma, ineludiblemente, del sector privado, nacional e internacional.
José Battle y Ordoñez (1903-1907 y 1911-1915) fundó el Uruguay moderno, un caso único en América Latina y uno de los pocos del mundo que combinó igualdad social, estabilidad política y crecimiento económico, en un régimen hondamente secularizado que afirmaba orgullosamente su excepcionalidad. El Uruguay battlista (todos eran battlistas en Uruguay), terminó diez años después de concluida la Guerra de Corea. Allí comenzó una larga decadencia que incluyó una dictadura militar (1973-1985). El resultado fue el rechazo creciente al sistema bipartidario (blancos y colorados) vigente desde 1836. Fue el Frente Amplio, liderado por el general Liber Seregni y Tabaré Vazquez, surgido en 1971 y triunfante en las presidenciales del 2004.
“Como el Uruguay no hay”. La excepcionalidad de Battle y Ordoñez quizá reorienta a Uruguay en el mundo de hoy.