Por Andrew Batson y Mei Fong
The Wall Street Journal
PEKÍN — El gobierno de China ha estado aumentando las restricciones a la inversión extranjera en los últimos meses, a medida que examina con mayor cuidado las fusiones y evalúa nuevos límites en áreas que van desde las manufacturas a las finanzas.
La tendencia está generando nuevas preguntas sobre la apertura de China en un momento crucial. Hay una inquietud cada vez mayor de que el ritmo de las reformas de apertura de mercados pierda fuerza o se detenga, especialmente después de que China complete la mayoría de sus obligaciones con la Organización Mundial de Comercio, a fin de año.
No es la primera vez que China ha intentado limitar la influencia de las compañías extranjeras, pero esta campaña es distinta a las anteriores. En algunas de aquellas instancias, fueron acontecimientos exteriores —como el bombardeo accidental por parte de Estados Unidos de la embajada china en Belgrado, en 1999— los que detonaron las medidas, que tendían a ser intensas pero de corta duración. Esta vez, Pekín está más motivado por un deseo de ayudar a las empresas chinas que de castigar a las extranjeras. Por esa razón, las restricciones podrían durar mucho más, un panorama más peligroso para las compañías extranjeras.
El clima político en China ha cambiado notablemente este año y una cantidad cada vez mayor de funcionarios y académicos ha cuestionado los beneficios de recibir la inversión extranjera con los brazos abiertos. Aunque los principales líderes dicen que China no cerrará su economía, su atención se está desviando hacia temas domésticos, como la pobreza en zonas rurales.
Además, algunas empresas chinas están aprovechando para pedir medidas que las fortalezcan frente a la competencia foránea. En el caso de producción automotriz, un negocio que desde hace tiempo lo dominan los extranjeros, el gobierno indicó en marzo que no aprobará ninguna expansión de capacidad a menos que las empresas cumplan con requisitos aún no especificados para fabricar marcas locales y respaldar el desarrollo doméstico de productos. Esta política debería darle impulso a empresas como Shanghai Automotive Industry Corp., que desde hace tiempo ha tenido empresas conjuntas con General Motors y Volkswagen, pero que ahora dice querer fabricar autos bajo su propia marca.
"A medida que las empresas chinas ganan competitividad, se han vuelto más sofisticadas a la hora de emplear todos los medios a su disposición para mantener su posición", observa Henry Wang, abogado de la firma DLA Piper Rudnick Gray Cary, en Shanghai. "Están utilizando una combinación de ayuda de los medios y el gobierno".
Una propuesta para restringir la expansión de las cadenas minoristas, por ejemplo, probablemente perjudicará a empresas como Wal-Mart y Carrefour. Otro conjunto de reglas emitidas en julio también amenaza complicar la vida de las empresas extranjeras de Internet, mientras que también circuló un borrador con normas que encarecerían la expansión de las sucursales de los bancos extranjeros.
Frank Lavin, subsecretario de Comercio Internacional de Estados Unidos, dijo que los recientes llamados a limitar la inversión extranjera son "una tendencia preocupante". En un discurso reciente, también dijo que los líderes chinos podrían carecer del apetito para hacer nuevas reformas que beneficien a las compañías foráneas.
Las adquisiciones también se están viendo afectadas. En agosto, la Asociación China de Cemento solicitó al gobierno revisar las transacciones de compañías extranjeras por encima de US$100 millones. Y las empresas de procesamiento de soya pidieron al gobierno que restringiera la expansión de las firmas foráneas en el sector.
Por otra parte, después de que el gobierno publicara en junio un documento en el que declaraba que la industria de maquinarias y equipos de capital era un "pilar" de la economía, la Federación China de la Industria de la Maquinaria trabajó con funcionarios oficiales en la redacción de políticas específicas. Una provisión clave: asegurarse que todas las adquisiciones encabezadas por empresas foráneas sean examinadas con especial cuidado.
"Existe una clara sensación de que las oportunidades de inversión se están estrechando, que hay más dificultades que antes", dijo Elizabeth Knup, directora ejecutiva de Kamsky Associates, una consultora de Pekín que asesora a empresas extranjeras.