Lo reveló un informe del gobierno que analiza su impacto en la última década
MADRID.- La inmigración, que en los últimos seis años se cuadruplicó en España, es la responsable de casi la mitad del crecimiento económico de ese país en la última década, al reducir el desempleo y permitir mayores ingresos en las arcas públicas.
Así lo reveló ayer un informe del gobierno socialista español, que este año se vio obligado a pedir ayuda al resto de Europa para enfrentar la avalancha récord de inmigrantes ilegales africanos que llegó a sus costas.
Miguel Sebastián, responsable del trabajo "Inmigración y economía española: 1996-2006" y principal asesor económico del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, reveló que "en los últimos diez años, entre el 30 y el 50 por ciento del crecimiento de la economía española se debe a los inmigrantes". El primer porcentaje corresponde a los primeros cinco años de la última década, y el segundo, a los últimos cinco.
"Quien dice que a la economía española le queda poco espacio, no ha entendido el fenómeno migratorio. A la economía española le queda mucho por crecer", advirtió Sebastián, que agregó que España "cuenta con los instrumentos suficientes para dar un salto económico sin precedente en la historia".
Sebastián, que pasado mañana será proclamado candidato socialista a la alcaldía de Madrid para competir en las elecciones municipales de mayo próximo, confirmó de esta manera otro informe publicado en agosto pasado por la institución financiera Caixa Cataluña, según el cual la inmigración no sólo representa el motor de España -que cada año recibe a unos 200.000 inmigrantes-, sino de toda Europa.
La economía española, indicó el informe de Caixa Cataluña, creció un promedio del 2,6% anual en la última década gracias al aporte de los inmigrantes; sin su contribución, el producto bruto interno (PBI) hubiera caído un 0,6% por año entre 1995 y 2005. Cifras similares se registraron en casi todo el continente: sólo Irlanda, Finlandia y Francia habrían experimentado un crecimiento del PBI sin la colaboración extranjera.
El informe presentado ayer coincide en que fue "netamente positivo" el efecto de la inmigración sobre la economía española, que crece de forma ininterrumpida desde hace más de una década. Destacó, por ejemplo, que los casi cuatro millones de inmigrantes, que representan el 8% de la población, aportan 23.000 millones de euros anuales a las arcas públicas (el 6,6% del total).
Muchos argentinos
El trabajo precisa que la mayoría de los inmigrantes proceden de la Argentina, Marruecos, Ecuador, Colombia y Rumania; están asentados en Madrid y en las comunidades del este de España, y su nivel educativo promedio es mayor que el de los españoles, excepto entre los jóvenes.
Señala, a su vez, que de los 2,63 millones de puestos de trabajo creados entre 2001 y 2005, 1,32 millones fueron ocupados por inmigrantes, quienes también contribuyeron a incrementar en un 30% la tasa de actividad femenina.
Sebastián, uno de los discípulos preferidos de Luis Angel Rojo, ex director del Banco de España, explicó que aunque los inmigrantes aportan a las arcas del Estado menos de lo que pesan en la población, también reciben menos servicios, por lo que "el saldo es positivo y lo seguirá siendo en el corto y mediano plazo". "Las cosas cambiarán hacia 2030", agregó, cuando los inmigrantes que hoy están trabajando empiecen a jubilarse.
Por lo pronto, algunos de los efectos negativos del fenómeno que ya se sienten son una menor productividad laboral, atribuida a la falta de formación entre los inmigrantes más jóvenes; la caída de los salarios, generada porque reciben sueldos un 30% inferiores a los de los españoles, o el déficit que produce el envío de remesas a los países de origen.
Las últimas estadísticas divulgadas por el Banco de España indican que las remesas de inmigrantes hacia el extranjero subieron el 36,07% en los primeros siete meses de 2006, hasta alcanzar los 3346 millones de euros.
Agencias EFE, AFP y AP