Por Carlos Alberto Montaner
Firmas Press
El diálogo que sigue pudiera ocurrir en el velorio del Comandante. Incluso, es muy probable que ocurra, pero no entre dos interlocutores, sino entre muchos, en voz muy baja y de manera fragmentaria. Mientras lloran, se abrazan, y expresan signos de consternación −muy importantes para sobrevivir políticamente en un momento tan dramático−, y mientras manifiestan la inquebrantable lealtad a los ideales y enseñanzas del caudillo desaparecido, la conversación se desviará por otros vericuetos más comprometedores e interesantes. Unos dirigentes, muy discretamente, hablarán de Raúl, de los chinos y de los venezolanos. Otros centrarán sus observaciones en Estados Unidos y en los problemas que afronta el socialismo real, o en las necesidades de cambio económico y político, o en el camino de incertidumbre que se abre ante el país. Todos, llenos de ansiedad, estarán conscientes de que en Cuba se inicia una nueva etapa y querrán adivinar lo que les deparará el futuro.