Editorial - Clarín
La violencia ha provocado, en América latina, la muerte de numerosos periodistas, situación que, además de causar pérdidas personales, afecta el ejercicio del derecho a informar y ser informado.
Según lo informado por la Federación de Periodistas de América latina y el Caribe (FEPALC), el año pasado al menos 38 periodistas fueron asesinados. Este número ya duplica al del 2005, cuando se registraron 17 víctimas fatales. Pero según el informe presentado días atrás en Montevideo, la cifra podría ascender a 41 si se le agregan las desapariciones.
El país más peligroso es México, donde se registraron nueve asesinatos. En Colombia hubo seis y en Ecuador cuatro. Las autoridades de la FEPALC compararon la violencia de nuestra región con la de Irak, donde fallecieron 69 periodistas. A diferencia del país asiático, en América latina no hay un conflicto armado, por lo cual las razones de la violencia tienen otra lógica.
En diversas zonas de América latina factores de poder con rasgos mafiosos y paramilitares se disputan el poder y el territorio. También existe una utilización abusiva y clandestina de aparatos de seguridad. En gran medida estas fuerzas son responsables de la violencia en la cual el periodismo debe intervenir.
La violencia sigue cobrando muertes de numerosos periodistas en América latina. Además de las pérdidas personales, este fenómeno afecta el derecho a informar y a ser informado.