Por Roberto Álvarez Quiñones
La Opinión, Los Angeles
Estábamos mal, pero de pronto... todo empeoró. Esto fue lo que ocurrió esta semana con las elecciones en Nigeria —quinto abastecedor de petróleo de EU—, que fueron fraudulentas según los observadores internacionales en los comicios.
El jefe de la misión de observadores de la Unión Europea, Max van den Berg, afirmó que las elecciones "no se pueden considerar creíbles" y el gobierno de EU considera que los comicios estuvieron "llenos de irregularidades".
Con esos truenos, ya el lunes el precio del crudo superó los 65 dólares el barril en el mercado de Nueva York y el jueves se acercó a los 67 dólares, debido a la importancia de Nigeria en el mercado petrolero.
Esa nación africana, integrante de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), produce 2.2 millones de barriles diarios (b/d). De ellos 1.1 millones son exportados a EU, con lo cual Nigeria le sigue a Canadá, México, Arabia Saudita y Venezuela, en ese orden, como mayor proveedor de hidrocarburo de este país.
Pero lo más importante es que la mayor parte del petróleo nigeriano es ligero y con bajo contenido en azufre, lo que hace que sea muy apreciado por las refinerías de todo el mundo, pues tiene un mayor rendimiento energético y económico a la hora de producir gasolina y otros combustibles derivados.
No menos grave es el hecho de que la situación política en Nigeria es muy difícil. Varios grupos armados combaten al gobierno y entre sí para controlar la producción petrolera. En el medio tiempo extorsionan a las compañías petroleras y también roban crudo, que luego venden en el mercado internacional.
El mayor grupo rebelde es el Movimiento de Emancipación del Delta del Níger (MEND), que secuestra a técnicos extranjeros y que mediante el sabotaje a instalaciones y tuberías ha llegado a reducir la producción de crudo hasta en un 30%.
Por otra parte, también es cierto que el gobierno de Nigeria ha sido clasificado por la entidad Transparencia Internacional como el tercero más corrupto del planeta, lo que explica por qué el 60% de los 128 millones de nigerianos vive en la extrema pobreza, con menos de un dólar al día pese a la riqueza petrolera, todo lo cual propicia el surgimiento de movimientos rebeldes.
Si a los problemas de Nigeria se suman la tensión creciente en torno a los planes nucleares de Irán —cuyo presidente afirma que Israel debe ser borrado del mapa—, el extemporáneo nacionalismo de Venezuela y Ecuador y la sangrienta e interminable guerra civil en Irak, nos percatamos de que el crudo y la gasolina no sólo no van a bajar de precio, sino que es probable que sigan subiendo.
El crudo al alza es muy negativo. Esta semana impidió durante tres días que el índice bursátil Dow Jones llegara a los 13 mil puntos, y encareció más la gasolina.
En fin, ya no es tan seguro que el Banco de Reserva Federal deje intacta la tasa directriz de interés en su próxima reunión del 8 de mayo.