Por Dora Ampuero
IEEP
Ecuador cumplió 8 años de dolarización oficial el 9 de enero. Con el transcurso del tiempo se ha formado conciencia y comprensión en la ciudadanía de los efectos positivos de tener una moneda dura, en contra de los que argumentan que se ha perdido soberanía y el poder discrecional e independiente de hacer política monetaria.
La gente ha comprendido que el poder discrecional de la Banca Central de emitir dinero y devaluar la moneda solo sirvió para reducir paulatina y sostenidamente el poder adquisitivo de la moneda local, aumentando la pobreza de los ecuatorianos.
La ciudadanía percibe que lejos de declamaciones demagógicas de los políticos, la realidad es que el uso del dólar ha permitido controlar la inflación y promover estabilidad y confianza entre los agentes económicos, que los créditos para adquirir bienes para el hogar como refrigerados, televisores, carros se extendieron y permitieron que mucha gente adquiera estos bienes cuyo consumo estaba represado porque los empresarios no se atrevían a otorgar prestamos a largo plazo. La gente ahora entiende mejor las ventajas de tener estabilidad monetaria y control de la inflación que deterioraba los salarios y creaba un clima de incertidumbre. Los empresarios han podido planificar sus negocios a largo plazo debido a la estabilidad monetaria y se han visto obligados a hacer reajustes y reformas para mejorar su competitividad, sin acudir al poder político y sin necesidad de privilegios particulares, como la devaluación que beneficiaba a unos pocos en desmedro de muchos. Esto se ha reflejado en un aumento de las transacciones de bienes y servicios en el mercado.
Nadie duda que la dolarización cumpliera su rol primario que es controlar la inflación y proporcionar estabilidad monetaria. El análisis de los indicadores económicos durante el periodo de dolarización dan fe de ello, por ejemplo al final del 2007 la inflación anual fue de 3,32% y la economía no petrolera creció 4.4%. Es importante anotar, que desde el punto de vista de política monetaria, el periodo de 8 años dolarización estaría entre uno de los periodos más largos de estabilidad de tipo de cambio. El Ecuador mantuvo la paridad de 15 sucres por dólar de Diciembre de 1950 a Julio de 1961 (cerca de 10 años, 7 meses). La tasa de cambio de 18 sucres por dólar se mantuvo de Julio 1961 a Mayo de 1969 (7 años, 10 meses). El país hubiera ganado mucho si se hubiera aprovechado esta estabilidad monetaria, amigable a la inversión y al crecimiento económico, para integrar el sistema financiero local al sistema financiero internacional mediante políticas de apertura al mundo, estimulando la presencia en el país de una serie de bancos internacionales como existen en Panamá.
El ambiente de incertidumbre política, las medidas gubernamentales de excesivo gasto público y endeudamiento y, la reciente reforma tributaria han sido un lastre muy grande para que el país despliegue todo el potencial que lo conduzca a un mayor desarrollo. Esta incertidumbre se ha incrementado últimamente con las declaraciones del Presidente sobre el futuro de la dolarización. El Presidente Rafael Correa se ha mostrado reacio a reconocer los resultados positivos de la dolarización y ha indicado que eventualmente habría que salir de ella, aunque ahora no es el momento adecuado porque hacerlo traería el caos y la violencia. Haciendo alarde de su conocimiento de matemáticas, en una última presentación en la Universidad de Cuenca, el Presidente Correa ha tratado de demostrar con complejas ecuaciones econométricas –que la mayoría de los ciudadanos no entiende ni les interesa- el daño que supuestamente la dolarización ha hecho para el crecimiento de la producción en el Ecuador.
En lugar de utilizar este juego de ecuaciones matemáticas –herramientas utilizadas por los economistas para su propia diversión y entretenimiento-, debiera de hacer un esfuerzo para entender como funciona una economía real, donde millones de personas se ganan su sustento diariamente comprando y vendiendo sus productos, su trabajo, sus servicios. Y para tener éxito en sus esfuerzos solo necesitan un ambiente de seguridad, de libertad de elegir, y un Estado de Derecho que respete y garantice sus derechos de propiedad. Eso es lo que hizo la dolarización en el Ecuador: devolvió los derechos de propiedad a la gente sobre su dinero. Reconociendo la incapacidad del gobierno para manejar su dinero, los ecuatorianos ya estaban tácitamente dolarizados antes de la Dolarización Oficial decretada el 9 de Enero de 2000. Esto es una demostración de que las reformas exitosas se crean de abajo hacia arriba, con el apoyo de la gente, no imponiéndolas a la fuerza.
El excesivo gasto publico, sus promesas de pagar la "deuda social" y afecto a redistribuir –no crear- riqueza, los subsidios, su oposición a los tratados de comercio internacionales y a la inversión extranjera, además de una pesada y compleja carga tributaria, pueden conducir a un debilitamiento tal de la economía que no le quede mas remedio al gobierno que emitir moneda para solventar los compromisos políticos contraídos. Si el Ecuador abandonara la dolarización traería consecuencias desastrosas para la economía del país porque regresaríamos a un sistema con moneda nacional del cual tenemos malos recuerdos, tales como las continuas devaluaciones de la moneda y el aumento de la inflación. El efecto sobre el sector productivo y el consumidor sería devastador. El Presidente Correa y sus acólitos deben pensar y reflexionar seriamente sobre estas consecuencias antes de decretar una nueva moneda para el Ecuador.