Por Hugo Alconada Mon
La Nación
WASHINGTON.- Bill Clinton, el veterano de mil batallas políticas de todos los colores y formas, es ahora un león herbívoro. Semanas después de tomar las riendas de la campaña presidencial de su mujer, Hillary, en las primarias de Carolina del Sur, la reacción negativa del electorado lo forzó a cuidar sus palabras y, algo imposible para quien atrae cámaras de televisión hasta dormido, a bajar su perfil.
Clinton, claro, sigue protagonizando actos a favor de su mujer. Pero los asesores de Hillary le cambiaron el papel que desempeña. Ahora se encarga de recorrer pequeños pueblos de Ohio y Texas, algunos de los cuales jamás habían recibido a un presidente en funciones o retirado. El objetivo es cosechar votos y movilizar a favor de Hillary por fuera de los grandes radares mediáticos.
El mayor líder demócrata del último cuarto de siglo se paseó el martes por Chillicothe, una ciudad de Ohio con 25.000 habitantes, recorrió luego Lancaster (33.000), Smithfield (21.000, en Rhode Island) y, ayer, otra vez en Ohio, Riverside (22.000). Y en todas esas escalas habló ante entre 1000 y 2000 personas, en gimnasios a medio llenar.
Sin embargo, la cuestión no es sólo dónde está el ex presidente -también en cenas para recaudar fondos-, sino dónde no está. Su ausencia brilló en el debate de este martes entre Hillary y quien hoy encabeza las primarias, Barack Obama. La razón surge de las encuestas. El 41% de los norteamericanos cree que su participación en la campaña dañó a su esposa, según The New York Times y la cadena CBS, mientras que el 28% cree que la ayudó y otro 29%, que no influyó en modo alguno. Algo más: el 58% cree que ella debe "hacerse responsable" de lo que él dice en las giras proselitistas, un ratio que trepa hasta las nubes entre los negros.
La reacción negativa tomó forma a partir de su rol en Carolina del Sur. Allí hizo las veces de "perro de pelea", diciendo aquello que no debía salir de la boca de ella. Fue entonces cuando Obama afirmó estar ante un "monstruo de dos cabezas" y que por momentos no sabía contra quién competía. A partir de allí cargó contra "los Clinton", lo que alentó algo notable: los votantes tienen muy presente que él podría ser el primer presidente negro de Estados Unidos, mientras que ella sería la primera mujer presidenta, pero en su caso ese hecho histórico quedaría opacado porque también significaría el retorno de aquel binomio de la década del 90.
La inesperada reacción de los votantes impactó no sólo en qué pueblos recorre el ex presidente. También modificó su discurso. Lejos de su retórica combativa y chicanera, Clinton (él, no ella) ahora ofrece recuerdos de su gestión en los que Hillary estuvo involucrada y aporta anécdotas familiares para endulzar el perfil técnico de su mujer. O hace de vocero de los programas que ella implementaría.
"Hillary tiene un plan para ", suele recitar, antes de abordar Irak, el sistema de salud, la creación de empleos o la reforma educativa, en vez de lanzarle misiles políticos a Obama. También reluce otro latiguillo: "Hillary quería que les dijera que ". El ex presidente conserva su retórica prodigiosa, juega con la complicidad de sus oyentes -"Estoy un poco fuera de práctica en esto de la política", y todos lo celebran con carcajadas- y se mofa de sí mismo a los 61 años, con su cuádruple bypass y sus canas: "Con cada nuevo ciclo electoral, me siento como el viejo caballo al que lo sacan del establo y lo llevan a la pista una vez más".
La pista que recorre esta vez, sin embargo, podría ser la última para su mujer, y es por eso que urge a sus oyentes a que voten por Hillary el martes. Ella necesita ganar en Ohio, donde le lleva 5 puntos de ventaja a Obama, pero también en Vermont, Rhode Island y, en especial, en Texas. Y Bill Clinton, aunque herbívoro a la fuerza, peleará hasta el final. Mañana estará en Kirtland, Ohio, un pueblito de 6000 habitantes.
Bloomberg no se postulará
NUEVA YORK (Reuters).- El alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, decidió no postularse a la presidencia, según escribió en un artículo publicado ayer por The New York Times . Así, puso fin a las especulaciones de que podría presentar una candidatura independiente. "Escuché a los que me alentaron a postularme, pero no seré candidato", dijo. Bloomberg no explicó por qué había tomado esa decisión ni si había apoyado directamente a alguno de los candidatos en carrera, pero dijo que respaldaría a uno que "tenga un enfoque independiente y adopte soluciones prácticas que desafíen la ortodoxia de los partidos".