Por Carlos R. Padilla L
Analítica
Los socialismos, desde los utópicos hasta el nacional socialismo, solo han traído al mundo improductividad, desolación, muerte, fracaso económico y enfrentamiento entre hermanos en dolorosas e inútiles guerras civiles por el control de un poder ineficiente.
Los llamado socialdemócratas han asumido algunas tesis liberarles pero se han quedado sumidos en la triste demagogia populista que regala un precario sustento pero no enseña como ganarlo o producirlo. Todo ello bajo lema romano de pan y circo.
Considerados caduca la distinción maniquea entre izquierdas y derechas devenidas de los escaños de la Revolución Francesa para significar quien quiere cambios y quien los frena. Lo único cierto es que las sociedades que han progresado lo han hecho mediante el respeto a la individualidad, a los derechos de propiedad y bajo el concepto de la libre empresa.
Pedir unidad es imprescindible en nuestros tiempos pero ella no puede exhibirse como una especie de chantaje de quien se cree, sin merecerlo ni probarlo, poseedor del aprecio de las grandes mayorías nacionales. Esa unidad de la disidencia luce como indispensable para vencer democráticamente al actual desgobierno. Pero es evidente que la sola unidad no por si misma una garantía de triunfo.
Buscar candidatos buenos es cuando menos un tremenda imprecisión cualitativa imposible de mesurar y de evaluar. Hay que pedir unidad y postular candidatos que tenga firmes conocimientos gerenciales pues de ello se trata la administración de la res pública.
No bastara para hacer un gobierno efectivo la vocinglería, el discurso efectista, la representación de grupos poderosos, el uso de sumas dispendiosas para hacer propaganda ni los buenos contactos en los medios de comunicación.
La gerencia, entendida como técnica de la ciencia administrativa, debe ser un conocimiento exigible para quienes pretenda dirigir gobiernos estadales o municipales.
Dirigir un país, un estado o un municipio requiere de sólidos conocimiento en la áreas de la planificación, la organización, la ejecución y del control o evaluación que permita comparar objetivos contra logros bajo el concepto de que cada una de las partes en que se constituye un sistema es importante para conseguir lo que de aspira a lograr.
Ser bueno no es medible, es un valor que no tiene existencia real y tangible. Lo bueno para unos puede no serlo para otros. La bondad es solo apreciable bajo la óptica de los sentimientos que suelen ser engañosos. Ser gerente es plantearse objetivos apreciados por quien los formula con las características de factibles, congruentes, realistas y invaluables; todo ello con una racional y productiva utilización de los recursos disponibles en busca de una productividad efectiva. De acuerdo, que sean buenos; pero también que sean gerentes para que nos conduzcan al mundo que queremos con bienestar en libertad.