Por Alberto Benegas Lynch (h)
Especial para “El Instituto Independiente”
Otra vez las payasadas del cincuenta por ciento del cuarteto patético latinoamericano. En esta oportunidad se trata de la persecución de los asesinos de las FARC que, en la trifulca, decidieron entrar a territorio ecuatoriano. Desde tiempo inmemorial, el derecho internacional público establece la figura de las “expediciones punitivas”, es decir, cuando delincuentes que atentan contra la vida, la propiedad y la libertad de los integrantes un país, su gobierno tiene el derecho de repeler la agresión y “en caliente” perseguir a los criminales, aun cruzando la frontera de otra nación.
Pero lo realmente relevante de esta comedia montada por los antedichos gobernantes (trágica para las víctimas de sus desatinos) es que se ha ratificado la complicidad de esos dos mandatarios (así llamados aunque actúan como mandantes absolutos) con el terrorismo de las FARC. Los testimonios han dado la vuelta al mundo a raíz de la muerte del segundo de esa organización guerrillera.
Chávez pretende disimular los enormes problemas internos con un simulacro de guerra y la búsqueda de chivos expiatorios. La fenomenal escasez de alimentos de primera necesidad debido a sus absurdos controles de precios y la inflación mas alta de América latina no pueden ocultarse con maniobras de esta torpeza.
Por su parte, el otro mandamás revela, a pesar suyo, su simpatía con las FARC y otros movimientos totalitarios que abonan su propia postura. En el reportaje de esta mañana con CNN, entre otras cosas, Correa aludía a las FARC como los “así llamados terroristas por el gobierno de Colombia” (sic). Ni una palabra ha dicho sobre la reiterada violación de “la soberanía nacional” de las propias FARC.