Por Pilar Marrero
La Opinión, Los Angeles
Ha ocurrido antes: en 1976, los republicanos tuvieron una lucha amarga por la nominación presidencial entre Gerald Ford y Ronald Reagan. Ford se impuso, pero perdió la presidencia ante el demócrata Jimmy Carter.
En 1980, la lucha a muerte fue entre los demócratas Ted Kennedy y Jimmy Carter. Carter fue el candidato, pero perdió ante Reagan.
Algunos temen que pueda pasar lo mismo esta vez: que mientras la competencia demócrata se alargue entre Hillary Clinton y Barack Obama, volviéndose más confrontativa, los republicanos y su candidato John McCain se dediquen a tomar la ventaja para noviembre.
El presidente del partido demócrata, Howard Dean, lo explicó así el domingo:
"Le ganaremos a John McCain si estamos unidos. Para estar unidos, el perdedor demócrata debe sentir que fue tratado con justicia. Y eso significa que tendremos que seguir las reglas del partido", dijo Dean.
Los temores están allí.
Clinton y Obama están virtualmente empatados en la lucha por la nominación, aunque Obama tiene una ventaja importante en delegados, que se ganan en cada estado proporcionalmente al voto recibido.
Pero Clinton, quien el pasado 4 de marzo ganó Ohio, Texas y Rhode Island, recuperando el equilibrio perdido en el mes de febrero, habla como si fuera la nominada, abriendo la opción de ofrecerle la vicepresidencia a Obama.
"Puede ser que así termine esto", dijo Clinton en una entrevista reciente. "La pregunta es, quién estará encabezando la fórmula. Y creo que la gente de Ohio dijo recientemente que debía ser yo".
La razón de tal comentario, según los analistas, es que Clinton está consciente de que si una negociación partidaria la impusiera a ella como candidata por encima de Obama, aun teniendo menos delegados electos, los demócratas podrían perder el voto de los fieles a Obama: los jóvenes, los afroamericanos y muchos que votan por primera vez.
El otro temor, hasta cierto punto validado por las encuestas, es que si gana Obama, los latinos y las mujeres se sientan resentidos y no salgan a apoyarlo en noviembre.
"Es cierto que algo de esto puede ocurrir, sobre todo si la pelea entre Obama y Clinton se vuelve mucho más intensa. A veces los demócratas tienen problemas controlando sus facciones", señala Ivan Eland, experto en política del Instituto Independiente en Oakland, California.
Eland y otros expertos, sin embargo, no están de acuerdo con la actual retórica de los medios según la cual la continuación de la contienda es negativa y los ataques se vuelven más intensos.
Ellos ven la competencia como algo positivo, que pone a prueba las campañas, sobre todo la de Obama, relativamente más novata en competencias nacionales y cuyo candidato es más desconocido que los Clinton.
"Puede ser algo saludable si el partido lo maneja bien y nocivo si no lo hace", señala Joan McLean, profesora de política de Wesleyan University en Ohio. "Los cuestionamientos que Clinton le ha hecho a Obama están dentro de las reglas del juego. Si él no puede superarlos, entonces no podría hacerlo tampoco en noviembre".
Una de las claves es qué hacer con Florida y Michigan, dos estados que rompieron las reglas partidarias y adelantaron sus primarias para tener más influencia.
El partido los castigó prohibiendo que usen sus delegados en la convención y que los candidatos hicieran campaña allí. Pero Clinton apareció en la boleta en ambos sitios y ganó la elección.
Hasta ahora, la campaña de Clinton ha buscado infructuosamente que se cuenten los delegados de ambos estados. Dean y otros líderes partidarios se han negado, diciendo que sería injusto "cambiar las reglas en medio del juego", pero reconocen que hay que hacer algo para incluir a ambos estados en la convención.
Ahora se habla de una nueva votación por correo, o de repartir por igual los delegados.
Lo que no puede haber, dijo Dean, es la impresión de que se llegó a un "acuerdo tras bambalinas que no haya sido aceptado por los dos bandos".
"No podemos permitir que la mitad del partido abandone la contienda porque piensen que hubo una negociación extraña", dijo Dean.
Otros observadores dijeron que a pesar de todo esto, los demócratas siguen teniendo una ventaja significativa para noviembre.
"Yo creo que aunque esta competencia se extienda hasta junio, luego de la convención todo será agua pasada", dijo Chris Malone, profesor de Pace University en Nueva York. "No creo que esto suprima el entusiasmo de los demócratas en retomar la Casa Blanca".
Malone cree que puede existir cierto resentimiento entre latinos y afroamericanos, ya que los primeros ven a Hillary como su favorita mientras que los segundos tienen a Obama. Los latinos se han convertido, en varios estados grandes, en la razón por la cual Clinton se ha impuesto al senador de Illinois.
"Creo que eventualmente, sin embargo, ambos grupos votarán demócrata salga quien salga nominado, y los dirigentes del partido harán lo posible por allanar las divisiones", dijo Malone.