Por Guillermo Arosemena Arosemena
Las ciudades-estados han existido a través de la historia de la humanidad y ellas han jugado un rol importante en el crecimiento económico del mundo. En la Antigüedad, la ciudad-puerto de Tiro (Líbano) fue el centro fenicio durante la Edad de Oro (siglo IX antes de Cristo), era pueblo de excepcionales mercaderes. Tiro generaba tanta riqueza que siglos después, Alejandro Magno se pasó 10 meses tratando de conquistarla hasta lograrlo. Los fenicios también fundaron Cartago (norte de África), otra ciudad que se convirtió en Estado por el poder político y económico que ejercía. La mayoría de los inventos atribuibles a Roma tiene su origen en Cartago. En ingeniería naval no tuvieron rival, sus naves recorrieron el mundo conocido de la época.
Singapur es ejemplo de poderosa ciudad-estado. Ubicada en la península malaya, este puerto tiene uno de los ingresos por habitante más elevados del mundo, su comercio internacional es diez veces más grande que el nuestro, así como la inversión extranjera, reservas internacionales y demás indicadores económicos. Posee el segundo puerto de mayor movimiento mundial, el mercado de capitales es totalmente computarizado, siendo uno de los más sofisticados del planeta; en tecnologías de información está a la vanguardia, así como en la investigación del genoma humano. Hace 50 años, era tan pobre como Ecuador.
La ciudad de Panamá se está convirtiendo en ciudad-estado, un reciente artículo lleva el título de “Panamá, la Singapur de las Américas”. Esta ciudad ha sido diferente a las demás latinoamericanas, comenzando por su sistema financiero, el más avanzado de nuestra región. Hace más de 30 años, los panameños optaron por modificar la ley para atraer la banca internacional y lo lograron, para los ochenta hubo más de 120 instituciones extranjeras. La dictadura de Manuel Noriega ahuyentó la inversión extranjera, pero esta regresó después de su caída. La ciudad no se limitó a desarrollar un solo sector; desde hace varios años, la actividad inmobiliaria está cambiando el perfil del citado puerto, grandes empresas extranjeras especializadas en promover y construir edificaciones, como Trump, invierten anualmente más de 2.000 millones de dólares en proyectos inmobiliarios. Se construyen edificios para jubilados estadounidenses, quienes adquieren apartamentos en sociedad con familiares y amigos de tal forma que todos pasan determinado número de meses viviendo en Panamá. La economía del país crece a más del doble que la ecuatoriana, y la nueva ampliación del Canal de Panamá mantendrá el crecimiento durante los próximos años. El ingreso por habitante que en 1990 era 2.210 dólares, similar al ecuatoriano, en el 2007 superó los 5.000 dólares, sacándonos una diferencia cercana a 2.000 dólares.
Cuando Guayaquil se separó de España, Olmedo propuso hacer de la Provincia de Guayaquil, un Estado independiente y soberano, pero su proyecto no fue acogido; uno de los opositores, Francisco Roca, estuvo en contra por ser un territorio muy pequeño. Actualmente están naciendo nuevas ciudades-estados, debido a la visión de las autoridades seccionales y sector privado. Guayaquil tiene todas las condiciones para convertirse en otra Singapur: ubicación, población, eficiente alcaldía, recursos y emprendimiento.
