Por Alberto Schlesinger Vélez
Portafolio
Hemos visto multiplicar los precios del crudo a un ritmo que no tiene antecedentes. Es muy difícil determinar la realidad e incidencia de sus causas aparentes, que también se multiplican en una forma impredecible. Ni los más avezados analistas se atreven a dar un diagnóstico seguro.
En lo que parecen coincidir todos es en que los factores no económicos y la creciente especulación y refugio de capitales frente a la debilidad y volatilidad de otros valores, están cada vez más determinando los precios del crudo.
La más débil amenaza de los autócratas que 'reinan' en algunos de los países productores, un amago de conflicto en dichas zonas o crisis en sectores no como el hipotecario, producen una reacción casi histérica en los precios o una estampida de capitales que lo vienen convirtiendo en amparo forzado del inversionista. Dentro de esta gran ruleta, impera el especulador y el apostador que contribuyen a distorsionar la realidad. Lo grave es que se trata de un producto básico cuyo desorden incide en prácticamente todo.
Mirando lo real, los entendidos anotan que el aumento de los precios del crudo en más de cinco veces entre el 2002, y el presente año, tiene dos momentos. El primero, hasta mediados del 2005, debido a una gran expansión de la economía mundial. El segundo, en especial desde el 2007, a una contracción de la oferta, en particular de Venezuela y los países de la Ocde, haciéndolos más dependientes de las importaciones, mayor que la desaceleración sostenida por la demanda. ¿Qué tanto de esto explica los precios actuales y qué tanto los demás factores? No se sabe con certeza. Lo que sí es claro es que el aumento de la producción de la Opep y del resto del mundo, y la recesión que contraiga más la demanda y genere una verdadera señal de reducción en el consumo, podrán compensar los efectos externos y especulativos, y hacer que el precio tienda hacia los niveles que el consumo, la oferta y los inventarios deberían reflejar.
Pasando a Venezuela, donde la situación petrolera es vital para nuestros intereses, pues determina su capacidad de compra externa, el riesgo es mayor. No se trata de la amenaza bilateral de Chávez y de sus arrepentimientos temporales. Se trata de su única fuente de generación de divisas. A finales del año pasado la producción de crudo total era de 2.44 millones de barriles diarios.
De ellos, Pdvsa produjo 1.85 millones de los cuales .81 millones fueron para el 'consumo interno'.
Las asociaciones estratégicas que salvaron la jornada, generaron la diferencia. Hay que recordar que Pdvsa produjo en el 2003, cerca de 2,7 millones. Esto quiere decir, que las exportaciones fueron de 1,63 millones de barriles, de los cuales correspondieron a Pdvsa 1,04 millones. Allí están los 'regalos' a Cuba, Nicaragua, el Caribe, entre otros. El crecimiento desmedido del consumo interno se explica en parte por el contrabando y corrupción.
Si lo analizamos desde el punto de vista de ingresos y gastos, los mayores precios se ven anulados por la caída en la producción, el desmedido incremento en los gastos operacionales que del 2003 al 2007, aumentaron en 80 por ciento (a pesar de la caída de la producción en un 25 por ciento), y en la aparición de los 'gastos de desarrollo social', que en el mismo período sumaron 37,8 mil millones de dólares, y en el último año representaron el 81 por ciento de los gastos operacionales. Resultado: los costos y gastos por barril se multiplican por 4,4 veces.
El flujo de caja se torna negativo en 2,4 mil millones después de traer recursos del exterior por 1,1 mil millones. A este ritmo, ni con barril a 150 dólares se salva la situación.