Por Rogelio Núñez
Infolatam
Paraguay celebra este domingo unas elecciones presidenciales trascendentales, en las que puede acabar toda una época: 61 años de gobiernos del partido colorado. Una mujer, un exobispo de izquierdas, un exmilitar golpista y un empresario populista.
Ésos son los cuatro candidatos con mayores opciones. Se trata de la oficialista Blanca Ovelar, de Fernando Lugo (populista de izquierdas), de Lino Oviedo (populista de derechas) y de Pedro Fadul (un empresario neopopulista). Lugo marcha por delante en las encuestas con más de 5 puntos de ventaja sobre Ovelar y Oviedo.
Blanca Ovelar es la candidata del oficialismo. Apoyada por el actual presidente, Nicanor Duarte Frutos quien busca convertirse en el poder detrás del trono si triunfa su candidata. Nicanor coqueteó con la reelección pero finalmente tuvo que renunciar y optó por apoyar a una mujer sin carisma y, sobre todo, sin autonomía y poder propios. El oficialismo, la Asociación Nacional Republicana (más conocido como el partido colorado) lleva en el poder desde los años 40 y fue el sustento fundamental de la dictadura de Alfredo Stroessner, que se extendió durante más de 30 años.
Duarte Frutos ha rodeado a la candidata de hombres cercanos a él, como Rogelio Benítez, exministro del Interior y mano derecha del actual presidente (muy enfrentado al poderoso Juan Carlos Galaverna, un poder fáctico en el coloradismo). Benítez ha sido el jefe de campaña de Ovelar y una extensión de Duarte en la campaña y en un hipotético futuro gobierno.
El clientelismo, la argamasa que une a los colorados
La candidatura de Ovelar fracturó y dividió al coloradismo como pocas veces antes pero, como suele ser habitual, en este partido, al final los opositores a Ovelar, que apoyaron al exvicepresidente de Duarte, Luis Castiglioni, han empezado a regresar al redil. Un redil, el de la ANR, que es una presa que no se puede dejar escapar pues se ha convertido en un partido-Estado que de forma clientelar domina Paraguay gracias a la utilización de los recursos públicos para beneficios partidistas. Por ahora Duarte Frutos ha logrado el apoyo de las dos familias coloradas, los stronistas y los argañistas, y en estos momentos negocia espacios de poder con los castiglionistas.
Duarte ha conseguido ya el acercamiento al oficialismo colorado de hombres fuertes del castiglionismo como Derlis Osorio, Julio César Velásquez, Juan Darío Monges y Clemente Barrios. Sólo resta que el líder de Vanguardia Colorada, Luis Alberto Castiglioni, y su ex compañero de fórmula, Javier Zacarías Irún acepten el regreso al seno del oficialismo.
Ovelar aspira a seguir el ejemplo de Cristina Fernández de Kirchner en Argentina y Michelle Bachelet en Chile y hacer historia siendo al primera mujer en llegar a la presidencia paraguaya. Como la argentina, la exministra de sanidad paraguaya tendrá la sombra de un hombre cerca de ella. En Argentina es Néstor Kirchner, en Paraguay el actual jefe de Estado.
Un Ex Obispo
El fenómeno más novedoso de la política paraguaya en estas elecciones es un exobispo, Fernando Lugo. Desde la extrema izquierda hasta representantes de la ortodoxia liberal forman la Alianza Patriótica para el Cambio de Lugo. La izquierda más radical le apoya (el Movimiento al Socialismo, Movimiento Popular Tekojoja), junto a grupos más moderados entre los que sobresale Partido Liberal Radical Auténtico así como el Partido Encuentro Nacional (PEN), el Partido País Solidario (PPS), el Bloque Social y Popular, el Partido Demócrata Progresista, la Alianza Democrática Tricolor (Partido Revolucionario Febrerista y Partido Demócrata Cristiano), la Alianza Patriótica Social y el Movimiento Resistencia Republicana. Su candidato a vicepresidente es el liberal Federico Franco.
Lugo apela al nacionalismo paraguayo (sobre todo un nacionalismo marcado con notas claramente antibrasileñas, lo que adelanta serias preocupaciones para Lula si Lugo gana las elecciones). Lugo sostiene que Brasil debe dar un "tratamiento diferenciado" a Paraguay, con el que tiene una "deuda histórica", ya que está a favor de que Brasil pague a precio de mercado y no de costo la energía excedente de la hidroeléctrica binacional Itaipú.
De hecho, propone elevar un 500% el precio de la energía que Brasil compra a la presa de Itaipú. El espectro de Evo Morales se levanta ahora en Paraguay. Lugo además mantiene un discurso antineoliberal y aboga por un Estado más intervencionista. Sus enemigos le señalan como un futuro aliado de Hugo Chávez, a quien califica de "aliado".
Su principal ataque a Oviedo es el achacarle su vinculación con Brasil y presentarse a sí mismo con el garante de "la defensa de la soberanía del país", aludiendo a la afinidad del general retirado Lino Oviedo, líder de la Unión Nacional de Ciudadanos Éticos (UNACE), con Brasil.
En esa línea "chavista" Lugo destaca por su constante apelación a los sectores más desfavorecidos con discursos como "alguno puede decir que predico como un cura, peor no se dividan; no hay peor cosa que cuando el pobre se pelea con el pobre...en Paraguay, nada podrá vencer a los pobres si se unen...(eso es lo que) "hace temblar a los poderosos".
También su lenguaje recuerda al chavismo cuando ataca asegura que su "candidatura no tiene precio", y que "los grandes capitales que no tienen patria" se equivocan al pensar que podrán comprarles, porque "las candidaturas del mundo obrero, del mundo sindical" no tienen precio ni miedo "al dinero de Itaipú, Yacyretá, del narcotráfico y la mafia".
Un ex militar golpista
Si Lugo es la novedad, el exgeneral Lino César Oviedo es un viejo conocido de la política paraguaya. Se trata de un líder carismático, un caudillo a la vieja usanza, con muchos seguidores entre las clases populares y con una vida de película: hombre clave en la caída del dictador Stroessner, hombre fuerte en el ejército y en la política a mediados de los años 90, golpista fracasado en 1996, huido en el exilio durante años a Brasil.
Después, líder indiscutido de la Unión Nacional de Colorados Éticos (UNACE), una corriente del coloradismo, y para sus enemigos autor intelectual del asesinato del vicepresidente Luis María Argaña en 1999 cuando era presidente Raúl Cubas, un socias de Oviedo.
Este será el segundo intento del ex comandante del Ejército de llegar a la presidencia de la República. La primera vez fue en 1997 cuando, luego de ganar las internas de su entonces partido, la ANR, no se le permitió competir por su intentona golpista y fue reemplazado por Raúl Cubas Grau, su compañero de fórmula, quien llegó a la presidencia junto con Luis María Argaña en la vicepresidencia. Tras la caída de su aliado, Cubas, quien le sacó de la cárcel, huyó a Brasil donde estuvo seis años en el exilio.
Oviedo fue acusado entonces del delito de sedición y condenado a 10 años de cárcel por un Tribunal Militar Extraordinario integrado por el ex presidente Juan Carlos Wasmosy. Dicha condena fue anulada en 2006 por la Corte Suprema de Justicia, lo que le ha permitido concurrir a estos comicios.
El empresario de la Patria Querida
Por último, se encuentra otro populista, el empresario Pedro Fadul, líder del Partido Patria Querida. Fue la gran revelación en 2003 cuando acabó en un tercer lugar, con el 21,3%. Este declarado católico, muy cercano a la Iglesia y, en especial a los jesuitas, se opuso a unirse a las fuerzas opositoras para crear un movimiento único en torno a Lugo. No aceptó que la candidatura fuera para un liberal, pues junto con Oviedo exigía internas abiertas. Denunció que habrá fraude en las elecciones.
Su mensaje incide sobre todo en la lucha contra la corrupción en la que une no sólo al coloradismo sino a los liberales: "Patria Querida no tiene una estructura corrupta, los partidos grandes como el Partido Colorado y el PLRA tienen una estructura prebendaría acostumbrada a mentir y a colocar familiares o grupos en empresas públicas".