Por Maribel Hastings
La Opinión, Los Angeles
WASHINGTON, D.C.— Tras las primarias finales del 3 de junio uno de los dos precandidatos demócratas debe retirarse de la contienda por la nominación presidencial para evitar divisiones que lastimen al partido de cara a los comicios de noviembre, afirmó ayer Howard Dean, presidente del Comité Nacional Demócrata (DNC).
Dean no especificó cuál de los dos precandidatos, Hillary Clinton o Barack Obama, deberá salir, sino simplemente que eso deberá ocurrir luego de que los votantes demócratas hayan ido a las primarias.
El liderazgo demócrata teme que la potencial división entre seguidores de ambos precandidatos lastime las aspiraciones de retomar la Casa Blanca en noviembre.
Por eso Dean insiste en que una vez que concluya el período primarista el 3 de junio, Obama o Clinton deben retirarse y los superdelegados que decidirían la nominación deben emitir una decisión posiblemente para fines de junio, antes de la Convención Nacional Demócrata a fines de agosto.
"No podemos tener una convención dividida porque sería difícil enmendar al partido después", declaró Dean.
Pero después del 3 de junio, "ya sabremos quién será el nominado y eso nos dará dos meses adicionales para unirnos, sanar las heridas de una contienda dividida, y enfrentar al [virtual nominado republicano, el] senador [John] McCain", indicó Dean.
La lucha demócrata es tan contenciosa que seguidores de Obama y de Clinton dicen que si su candidato no es el nominado, no apoyarán al demócrata resultante.
Obama supera a Clinton en delegados comprometidos, voto popular, estados ganados y dinero recaudado. La senadora Clinton lo aventaja levemente en superdelegados, los funcionarios y figuras demócratas que podrían decidir la nominación, y muchos argumentan que esos superdelegados deben apoyar al precandidato que culmine las primarias con la mayoría del voto popular.
Una reciente encuesta de AP-IPSOS indica que si la contienda fuese entre Hillary Clinton y John McCain, la senadora obtendría el 50% de los votos y el senador republicano sólo 41%. En cambio, si la lucha fuera entre McCain y Obama, ambos candidatos estarían virtualmente empatados. El primero obtendría el 44% del voto y el segundo el 46%.
WRIGHT SE DEFIENDE
Entre tanto, Jeremiah Wright, el ex pastor de la iglesia del senador de Illinois, Barack Obama, declaró ayer que los ataques contra su persona por fragmentos de sus controversiales sermones constituyen "un ataque a la iglesia afroamericana" por medios de comunicación, analistas y ciertos segmentos de la población estadounidense que no entienden la historia ni la tradición de esta iglesia.
Wright acudió al National Press Club a inaugurar un evento sobre la historia de la iglesia afroamericana en una especie de "gira" para aclarar la polémica generada por los sermones en los cuales declaró, entre otras cosas, que los ataques del 9/11 fueron consecuencia de las políticas de Estados Unidos.
La campaña de Obama, enfrascada en una lucha sin cuartel frente a Clinton, desea distanciarse de Wright, pero el reverendo sigue dando de qué hablar.
En la sesión de preguntas, Wright denunció que sus críticos ni siquiera han visto o escuchado la totalidad del polémico sermón que según observadores salpicó a Obama y le ha dado armas a sus detractores demócratas y republicanos por igual.
Wright sostiene que sus comentarios se sacaron de contexto, pero tampoco se disculpó por declaraciones que muchos consideran ofensivas y no patrióticas.
"Serví seis años en la milicia [fue Marine]. ¿Eso me hace patriota? ¿Cuántos años sirvió [el vicepresidente, Dick] Cheney?", cuestionó Wright.
Y recordó que quienes lo acusan de no ser patriota "usaron sus influencias" para evadir el servicio militar. Quienes lo atacan, indicó el pastor, apoyaron una guerra en Irak basada en una mentira que ha costado a Estados Unidos miles de vidas y miles de millones de dólares que pudieron emplearse en programas sociales y ministerios provistos por su iglesia.
Obama ha condenado las declaraciones previas de Wright, pero se negó a repudiar al ministro porque sus posturas, dijo, responden a la experiencia que le tocó vivir, del mismo modo que no puede renegar de su abuela materna, que es blanca y que de vez en cuando formulaba comentarios raciales "que me hacían sentir vergüenza ajena".
Sobre Obama, Wright dijo que "él dice lo que tiene que decir como político y yo lo que tengo que decir como pastor".
Pero la "gira" de Wright se produce en momentos en que la contienda comienza a mostrar las divisiones raciales entre los demócratas que muchos temían.
Empero, Obama cree que su incapacidad de atraer a votantes blancos, mayores, de la clase obrera y con menor educación, no tiene motivos raciales.