Por Fernando Tuesta Soldevilla
Infolatam
Lima - ¿Por qué la reacción desmesurada del gobierno peruano frente a la carta de la ONG Aprodeh ante el Parlamento Europeo? ¿Cuál es la razón de fondo de un tema que ha removido la agenda política última?
La respuesta puede encontrarse en el tipo de liderazgo que hoy trata de construir Alan García, el temor de empañar la V Cumbre de América Latina y el Caribe-Unión Europea (ALC-UE) -como ocurrió en 1986- y sus nexos con el neoconservadurismo peruano.
El liderazgo del presidente Alan García no es el centroizquierdista de su primer gobierno (1985-1990). El de ahora, es liberal en lo económico y conservador en lo político. A nivel latinoamericano se enfrenta a Chávez. Sin embargo, no es Uribe, ni tiene al frente a la FARC; pero sus actos gubernamentales pareciera que quisiera tener una. Como no la tiene, la está inventando o reinventando en el formato del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA).
Si bien no es vinculante, la decisión del Parlamento Europeo (Estrasburgo, 23 de abril) de rechazar la propuesta de un grupo de eurodiputados de incluir al peruano MRTA en la lista de organizaciones terroristas de la Unión Europea, la carta enviada a un grupo de estos parlamentarios por la Asociación Pro Derechos Humanos (Aprodeh), ha remecido el escenario político, como si lo fuera.
El gobierno, el propio presidente García, un importante número de representantes del Congreso y diversos sectores y tiendas políticas han interpretado que la decisión del Parlamento Europeo es consecuencia directa de la carta de Aprodeh, y con ello una corriente de condena y rechazo. Pero, si bien varias personas y organizaciones han coincidido en el error de dicha carta al no señalar de manera precisa, la respuesta gubernamental -calificar del hecho como traición a la patria, amenazar de sanciones administrativas y penales, entre otras- ha dado muestra de su estilo y propósito.
En medio de un crecimiento sostenido como hace más de medio siglo no tenía el Perú, el gobierno de Alan García muestra incansablemente las cifras abultadas de una economía que efectivamente produce beneficios. Pero, hace ya más de medio año la opinión pública no solo le ha dado la espalda, sino que lo ha enviado al antepenúltimo lugar de aprobación de los gobernantes americanos, pues los beneficios se reducen a un porcentaje bajo de los peruanos.
García atribuye esta incapacidad de relación entre sus políticas públicas y pocos resultados, no al diseño mismo de dichas políticas, sino a los que se oponen a ella, a los perros del hortelano, como los ha denominado. En esta larga lista (opositores políticos, sindicalistas, madioambientelistas, etc.), se encuentran las ONG, particularmente las de Derechos Humanos. Más aun, la ONG Aprodeh, que se encuentra comprometida en las acusaciones contra Alan García, Ollanta Humala, Alberto Fujimori, por lo que no extraña que sus seguidores en el Parlamento, hayan coincidido furibundamente rechazar la decisión del Parlamento Europeo.
Sin embargo, a la reacción gubernamental le ha sobrevenido el rechazo de mucha gente, que veía esta actitud más un pretexto, que un claro propósito de combate al terrorismo. Así, los fujimoristas se quedaron solos en su propósito, que el parlamento peruano se pronunciara contra Aprodeh y la propia Asamblea Euro-Latinoamericana (Eurolat), reunida en Lima, no incluyó nada referido al tema del MRTA.
De esta manera, el gobierno sufrió un duro revés, mostrando una intolerancia que se puede traducir en serio nerviosismo, cuando se produzca, en pocos días, la V Cumbre de América Latina y el Caribe-Unión Europea (ALC-UE) y paralelamente la llamada Cumbre de los Pueblos, en donde se anuncia, la presencia de los presidentes Chávez, Morales y Correa.