Por Sreya Sarkar
Cascade Policy Institute, Portland, Oregon
Reseña de Lessons from the Poor: Triumph of the Entrepreneurial Spirit, editado por Alvaro Vargas Llosa, The Independent Institute (2008).
Hay una creciente cuantía de literatura que discute las diversas facetas de cómo la industria privada se está convirtiendo en un comprometido y eficaz protagonista en el ámbito del alivio de la pobreza. Los pobres han sido considerados los beneficiarios del gobierno durante largo tiempo, pero actualmente esa percepción está cambiando.
Por ejemplo, la autobiografía del galardonado con el Premio Nobel Muhammad Yunus, Banker to the Poor (El Banquero de los Pobres), lleva a los bancos comerciales a una clientela a la que en verdad nunca antes habían atendido. La obra The Future at the Bottom of the Pyramid (El Futuro en la Base de la Pirámide) de C.K. Prahalad es una cruzada para que las grandes empresas se dediquen a servir a los cuatro mil millones de individuos más pobres del mundo como pilar de sus estrategias comerciales. Lessons from the Poor: Triumph of the Entrepreneurial Spirit, editado por Alvaro Vargas Llosa, es uno de los libros más recientes en esta categoría, añadiendo una dimensión más a esta discusión. Lessons from the Poor demuestra cómo los iniciativas autóctonas en los países en desarrollo sirven como el catalizador para el crecimiento y el progreso económico y social.
Esta colección de historias empresariales bien investigadas de América del Sur y África revela como el espíritu emprendedor puede existir en cualquier parte del mundo y “puede funcionar” en contextos políticos y empresariales desfavorables con complejas barreras de entrada. Sostienen la idea central de teóricos como Mancur Olson y Richard Cantillon, quienes consideran que el desarrollo del capital emprendedor resulta muy significativo en el “trayecto de la pobreza a la prosperidad”. Pero para que esa travesía prosiga, las instituciones oficiales como ser un sistema de aplicación de las leyes estable, que brinde libertad económica y establezca la seguridad de las posesiones de sus ciudadanos, es importante en el largo plazo.
En el capítulo introductorio, Vargas Llosa muy sabiamente destaca que un clima de negocios con todos los incentivos correctos no es el único elemento responsable de la existencia del espíritu emprendedor en una sociedad. Sin embargo, desempeña un papel significativo en posibilitar que los emprendedores florezcan e incrementen la productividad de una nación.
El papeleo burocrático, la corrupción, las reglamentaciones comerciales complicadas y la supresión de los mercados locales en muchos de los países en desarrollo han obligado a que gran parte de la energía emprendedora opere de manera subversiva en las economías del mercado negro. En Perú, por ejemplo, a pesar de las significativas reformas en los últimos años, iniciar una empresa exige al menos “diez trámites durante un periodo de setenta y dos días laborables y cuesta el equivalente a un tercio del ingreso per-cápita de la nación”.
Los dos relatos de éxito peruanos discutidos en el libro podrían ser replicados por más empresas si el clima empresarial fuese más favorable. En el primer ejemplo, un imperio de las bebidas gaseosas de propiedad familiar, Kola Real, tenía subsidiarias en México y ventas estimadas por 1.000 millones de dólares en 2002. El segundo era la historia de Aquilino Flores, que comenzó vendiendo remeras de algodón en lavaderos de autos a mediados de los años 60. La compañía que edificó, Topy Top, se convirtió en el principal exportador textil y de indumentaria de Perú, generando hoy día ventas anuales superiores a los 100 millones de dólares. Estos ejemplos demuestran que el capital puede ser generado localmente y que el desempeño económico depende de muchos otros elementos además de un contexto empresarial saludable, tales como factores personales y culturales.
Lessons from the Poor documenta también de manera cuidadosa tres casos más: Nakumatt de Kenia, los atuendos “adire”* de Nigeria y los clubes de trueque de Argentina. Nakumatt de Kenia comenzó como un pequeño negocio al menudeo que vendía colchas y colchones y eventualmente creció hasta convertirse en un gigante minorista con 3.000 empleados. La industria del diseño de indumentaria de Nigeria, el adire, es un negocio basado en la cultura indígena tradicional que emplea a miles de personas en la región suroeste de Nigeria, la mayoría de quienes son mujeres con poca o ninguna educación. Como consecuencia de una crisis económica devastadora en 2002, los clubes de trueque de Argentina representaron la aparición de la economía informal, permitiendo la creación de riqueza y la supervivencia de los ciudadanos, a pesar del fracaso del Estado.
Muchas escuelas de negocios consideran que estas historias son modelos empresariales excepcionales en virtud de su alejamiento de las prácticas comerciales prevalecientes. Sin embargo, hay todavía una etiqueta de “especializada” anexada a ellas, en la medida en que principalmente sirven a la base más pobre de la pirámide poblacional. Pero en un sentido más amplio, señalan una marcha continua hacia una activa inclusión de los pobres en las economías predominantes.
El último capítulo analiza la relación entre el espíritu emprendedor, la libertad y el crecimiento económico. Empíricamente, se ha demostrado que existe una relación positiva entre una cuantía de innovación emprendedora y el crecimiento económico en los EE.UU. y los países de la OECD (Sigla en inglés para la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico). Clasificar a los países por sus niveles de libertad económica e índices de espíritu emprendedor resulta útil para efectuar comparaciones y justifica la conclusión: “Las instituciones de la libertad están asociadas con el espíritu emprendedor y la innovación a nivel internacional ―para las economías desarrolladas, en desarrollo y transicionales”.
Pero las implicancias políticas de Lessons from the Poor son principalmente para los países desarrollados. La recomendación es la de promover el espíritu emprendedor a través de una reforma institucional que limite o minimice el rol del gobierno, en vez de concentrarse en la expansión de los programas gubernamentales, tales como los préstamos subsidiados, la educación de la fuerza laboral y los programas destinados a incrementar los “resultados emprendedores”. Los intentos bien intencionados de planificar de manera centralizada el proceso emprendedor, a través de subsidios e incentivos tributarios, son contraproducentes, en la medida que alientan a las actividades emprendedoras más improductivas a expensas de las actividades emprendedoras productivas. Las reglamentaciones desmesuradas parecen innecesarias (por ejemplo, las costosas licencias profesionales para los diseñadores de interiores e incluso para quienes trenzan el cabello en varios estados de los Estados Unidosi), sin embargo existen. Pero una distinción crucial que debería hacerse en este área es la diferencia entre “instituciones” y un gobierno siempre en expansión. El uso indiscriminado del término “institución” (la cual puede ser tanto formal-gubernamental, como la fuerza policial, e informal-social, como las escuelas privadas) sin definirlo claramente puede provocar confusión en los lectores.
Es un capítulo sensible pero no necesariamente un sucesor natural de las secciones anteriores. Del análisis en detalle de las historias individuales exitosas en los países en desarrollo, hay un repentino giro a una forzada recomendación política para los países desarrollados como los EE.UU.. Podría hacer desear al lector un capítulo adicional que explique qué significan en verdad las “instituciones”. El verdadero problema en los países en desarrollo es la falta de instituciones formales adecuadas, tales como un sistema judicial establecido o una fuerza policial confiable. Y el problema en muchos de los países desarrollados son las instituciones formales demasiado desarrolladas, como el Departamento de Servicios Humanos en los Estados Unidos, que tiende a hacer demasiado. Y existe una diferencia entre ambas.
Como ocurre con muchos libros editados, los lectores a menudo pueden sentirse abrumados con tantos detalles e información comprimidos en un solo libro. El denso material impide que se trate de una lectura sencilla. Una característica especial, no obstante, es la presencia de varias esclarecedoras historias menores dentro de la narrativa mayor. Por ejemplo, Kola Real de Perú empleaba un extraordinario modelo de distribución a través del cual subcontrataba la tarea de distribuir sus productos con choferes por cuenta propia de taxis usados y operarios de minibuses. Cada relato posee el potencial para convertirse en un libro por separado. Las escuelas de negocios prestarán mucha atención al análisis del proceso empresarial, el que se encuentra presentado en este libro de un modo muy innovador.
En conjunto, el libro es un audaz paso en dirección a interpretar las lecciones emprendedoras del mundo en desarrollo. Establece el hecho de que el sector empresarial privado no es tan solo un espectador desinteresado cuando se trata de resolver los problemas sociales que involucran a los pobres. Están interesados porque precisan “trabajadores” y “clientes” y de manera creciente están buscando a ambos entre los cuatro mil millones de almas del grupo socioeconómico en la “base de la pirámide”.
Lessons from the Poor ciertamente ofrece una experiencia que invita a la reflexión a sus lectores y diluye ciertas categorizaciones mentales tradicionales que separan a las actividades emprendedoras del alivio de la pobreza alrededor del globo.
Nota:
i Adam B. Summers, Occupational Licensing: Ranking the States and Exploring Alternatives, August 2007, Policy Study 361, Reason Foundation, CA.
ii “Las instituciones son las limitaciones ideadas por el hombre que estructuran la interacción humana. Están compuestas por las limitaciones formales (reglas, leyes, constituciones), las limitaciones informales (normas de comportamiento, convenciones y códigos de conducta auto-impuestos), y sus características formas de puesta en vigor. Todas juntas definen a la estructura de incentivos de las sociedades y específicamente a las economías”. Esta definición de “institución” está tomada de una conferencia brindada por Douglass North al recibir el Premio Nobel de Ciencias Económicas 1993.
*Nota del traductor:
El adire es una variante del batik. En África, con ese nombre denominan a varios métodos que emplean algún tipo de reserva, no necesariamente cera. En Nigeria, emplean una harina de casava, con la que hacen una pasta que sirve de reserva. Sin embargo, no es tan resistente como la cera, por lo que el resultado es menos marcado y el craquelado es diferente.
Traducido por Gabriel Gasave
Sreya Sarkar es Directora del Asset Ownership Program en el Cascade Policy Institute.
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