Por José Luis De Haro
El Economista, Madrid
NUEVA YORK - Mientras el candidato demócrata, Barack Obama, se reunía ayer con el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke y hablaba por teléfono con el secretario del Tesoro, Henry Paulson, muchos dudaban que sus nuevos planes para aliviar la economía del país fueran a calmar el descomunal déficit presupuestario de Estados Unidos, que se acerca peligrosamente al medio billón de dólares.
En diversas ocasiones el senador de Illinois ha puesto de manifiesto que su plan asegura que cada propuesta de gasto será financiada por la reducción de gastos en otro frente, sin embargo sus alivios fiscales no terminan de convencer. De hecho, Obama ha prometido no subir los impuestos a aquellas familias que ganen menos de 250.000 dólares (159.000 euros) al año.
Recorte fiscal a la clase media
A ello, suma un recorte fiscal a la clase media estadounidense, o aquellos cuyo sueldo anual no sobrepase los 150.000 dólares (96.200 euros), que se ahorraría cerca de 2.700 millones de dólares (1.800 euros) al año. En el plano educativo pretende aumentar los programas de enseñanza pública hasta los 18.000 millones de dólares (11.546 millones de euros) anuales, mientras sus proyectos de energía limpia se comerían otros 15.000 millones de dólares (9.600 millones de euros). Estos incentivos podrían incrementar el déficit hasta los 3.4 billones de dólares en 2018.
El candidato pretende meter la tijera en campos como los préstamos a estudiantes, el sistema sanitario Medicare o los subsidios agragarios. Esto le permitiría ahorrar algo menos de 30.000 millones de dólares (19.238 millones de euros), un raquítico 1 % de los tres billones de presupuesto del Gobierno. Isabel Sawhill, consejera presupuestaria durante la era Clinton, reconoció a Bloomberg que "las intenciones de Obama quedan bien en el papel pero no producirán demasiado una vez puestas en marcha". "Su recortes presupuestarios son demasiado pequeños".
El problema reside en que buena parte de sus recortes se transformarán en gastos. Así, los ahorros en Medicare se reciclarán en un programa de cobertura sanitaria universal y otros harán que el fondo de lucha contra la pobreza se duplique. Por otro lado, Obama ha prometido acabar con la guerra en Irak durante los 16 primeros meses que ocupe la Casa Blanca, algo que permitiría ahorrar alrededor de 165.000 millones de dólares (105.810 millones de dólares), sin embargo pretende aumentar las ayudas a los veteranos y, encima, reforzar las tropas desplegadas en Afganistán.