Por Luis Enrique Pérez
Siglo XXI
En una banca no libre, sólo el gobierno puede emitir papel-moneda, y decidir sobre la cantidad de dinero que los bancos deben reservar para cumplir con sus obligaciones financieras ordinarias. También sólo el gobierno puede decidir sobre la cantidad de dinero que los bancos pueden prestar; sobre la tasa de interés pagada sobre el dinero depositado o el crédito otorgado; sobre la garantía crediticia que debe ser aceptada, y hasta sobre la duración del crédito.
En una banca libre, los bancos pueden emitir papel-moneda, y decidir sobre la cantidad de dinero que reservan y la cantidad de dinero que prestan; y oferentes y demandantes de servicios bancarios deciden sobre la tasa de interés, la garantía crediticia y la duración del crédito. Ignacio Briones y Hugh Rockoff afirman que la banca libre es libertad para emitir papel-moneda, prestar dinero y crear nuevos bancos. Esta libertad excluye depender de la banca del Estado.
Lawrence H. White opina que, en una banca libre, el papel-moneda que emiten los bancos puede ser convertible en un bien, que preferentemente es oro o plata. Vera C. Smith opina que el papel-moneda debe ser convertible cuando lo requiere el tenedor del papel-moneda; y que los bancos no pueden solicitar dinero del gobierno para satisfacer su demanda de liquidez. Larry J. Sechrest contempla la posibilidad de que la demanda de liquidez de un banco sea satisfecha con créditos otorgados por los otros bancos; y opina que debe haber correspondencia entre emisión de papel-moneda y acuñamiento de oro o plata, para garantizar una inmediata convertibilidad. Friedrich von Hayek opina que el papel-moneda puede no ser convertible. Ludwig von Mises afirma que la banca libre evita catástrofes económicas, porque impide la expansión antieconómica del crédito, el incremento inflacionario de la oferta monetaria y el aumento general de precios.
En varios países ha habido intentos de banca libre, sofocados por gobernantes ansiosos de ejercer poder sobre el dinero, el crédito y la tasa de interés. En Chile, por ejemplo, en el año 1860, fue decretada una ley, propuesta por el presidente Manuel Montt Torres, para crear una banca libre. La ley deliberadamente excluía las restricciones impuestas sobre la banca de Estados Unidos de América. Excluía, por ejemplo, la obligación de garantizar, con bonos del Estado, el papel-moneda que los bancos emitían. En el año 1878, el Gobierno le solicitó a los bancos un cuantioso crédito, que provocó una crisis financiera, so pretexto de la cual fue abolida la convertibilidad del papel-moneda y, con ella, la banca libre.
En Estados Unidos de América no hay banca libre. Hay una banca sometida a una cuantiosa y absurda regulación gubernamental, ejercida por el Sistema de la Reserva Federal, causante de la crisis financiera que sufre aquel país.
Post scriptum. Un ejemplo reciente de aproximación a la banca libre lo brinda Hong Kong, principalmente durante el período 1935-1964. Dos notables investigadores se han ocupado de esa sensata aproximación: Ramón Moreno, economista del Banco de la Reserva Federal, de San Francisco; y Kam Hon Chu, economista y profesor asociado de Memorial University, de Newfoundland.