Por Alberto Benegas Lynch (h)
Diario de América
El personaje mencionado en el título de estas líneas fue el pionero en el mundo contemporáneo en el establecimiento de una institución sustentada en los valores del liberalismo clásico al efecto de recordar los principios sobre los cuales se estableció la extraordinaria experiencia de la Revolución Norteamericana. La entidad es la Foundation for Economic Education constituida en 1946 por Read y un grupo reducido de amigos, colaboradores y patrocinadores.
La idea original consistió en que la entidad otorgara grados académicos, lo cual se abandonó a poco andar debido a las regimentaciones y controles gubernamentales que se estimó restarían toda independencia a la novel institución. En lugar de eso, se impartieron seminarios y cursos para graduados universitarios (The FEE School of Political Economy). El que estas líneas escribe tuvo el privilegio de ser uno de los becados por esa casa para atender las clases de Ludwig von Mises y otros destacados representantes de la Escuela Austríaca.
En la exposición inicial con que se abrían las sesiones, Read la llevaba a cabo munido de una lamparita de fabricación casera: pedía que se apagaran las luces del aula y encendía su adminículo de modo muy tenue y comenzaba su disertación introductoria mostrando como ese escaso resplandor quebraba al oscuridad del mismo modo que lo hacen los conocimientos respecto de la ignorancia. Acto seguido, dibujaba en el pizarrón dos círculos de radios diferentes y apuntaba que si las dos superficies de las circunferencias fueran los conocimientos y el resto fuera la ignorancia debía notarse que cuanto más se sabe mayor es la conciencia de la propia ignorancia. Luego procedía a un análisis muy popperiano del aprendizaje en el contexto de corroboraciones provisorias sujetas a posibles refutaciones.
Con el transcurso del tiempo fuimos consolidando una sólida amistad con Read (Leonardo, como a el le gustaba que lo llamáramos los latinos) y con quien mantuve una nutrida vinculación epistolar. Cuando murió, Bettina B. Graves -una de las integrantes del staff de FEE- me envió de recuerdo el antes mencionado aparato eléctrico. Lo conservo como el objeto de mayor valor. Cuando lo examino me admiro que su usuario no se haya electrocutado debido a la notable precariedad del instrumento en cuestión.
Read llevó a cabo una obra ciclópea que llegó a todos los puntos del planeta editando libros, publicando revistas, invitando a los más destacado profesores a su tribuna, facilitando a estudiantes a que asistieran a sus cursos y seminarios en New York y dictando conferencias en muy diversos países. Fue un ejemplo de integridad moral, honestidad intelectual e intransigencia con los valores de la libertad en los que creía.
Con motivo de sus setenta años de edad, los amigos le organizaron un acto de gala en el Waldorf Astoria al que asistieron e hicieron uso de la palabra personalidades como Milton Friedman, William Buckley, Friedrich Hayek, Lugwig von Mises, Henry Hazlitt y muchos otros. A sus exequias fúnebres Ronald Reagan envió un mensaje destacando lo mucho que había aprendido de Read y lo mucho que le debían los Estados Unidos y el mundo libre.