Por Robert Higgs
The Beacon
En las sociedades democráticas, todo gran incremento del tamaño, alcance y poder del gobierno se fundamenta en el temor, y la presente ocasión no es ninguna excepción. El presidente, el secretario del tesoro, los líderes parlamentarios y los buitres que actualmente revolotean Washington para recoger la carne que queda en los huesos de los contribuyentes desearían que creyésemos que a menos que la colosal estafa que hoy día se está debatiendo en el Congreso sea sancionada, el futuro será algo demasiado horrible para contemplar.
Los periodistas, como siempre, están haciendo su aporte para crear una atmósfera de temor. Los informes caracterizan a los salvatajes como “una apuesta para destrabar el flujo del crédito” y hacen referencia a “los congelados mercados crediticios”. Es una exageración, no la crea.
A pesar de que ciertas instituciones financieras se encuentran sin dudas en grandes aprietos—dificultades generadas por ellas mismas, podríamos agregar—los problemas en círculos financieros particulares deberían ser considerados en perspectiva. Nótese especialmente que los mercados crediticios en general NO han dejado de funcionar. Además, los prestamistas están concediendo créditos por sumas históricamente enormes. Para ver esta realidad, sin embargo, debemos apartarnos de las anécdotas en la prensa financiera, la cual está deseosa de atraer lectores, y del alarmismo de la clase política, deseosa de hacerse de más poder, y examinar la información que describe más ampliamente a las transacciones del mercado.
Para este propósito, el website de la Reserva Federal de St. Louis es una fuente útil.
Los préstamos comerciales e industriales de todos los bancos comerciales, que son informados mensualmente, han crecido rápidamente. El informe más reciente, para agosto de 2008, muestra prestamos otorgados por 1 billón 514 millones de dólares, un record de todos los tiempos. Este volumen de prestamos es 15,5 por ciento mayor que el de un año atrás y 30,8 por ciento superior a lo que era dos años antes. ¿Congelamiento del crédito?
Los prestamos para consumo de todos los bancos comerciales, que son informados mensualmente, también han crecido rápidamente. El informe más reciente, para agosto de 2008, muestra prestamos otorgados por 845 mil millones de dólares, un record de todos los tiempos. Este volumen de préstamos es 9,2 por ciento superior que el de un año atrás y 16,5 por ciento superior a lo que era dos años antes. ¿Congelamiento del crédit?
Incluso los préstamos hipotecarios de todos los bancos comerciales, que son reportados todos los meses, crecieron rápidamente hasta hace muy poco. El informe más reciente, para agosto de 2008, evidencia prestamos por la sorprendente suma de 3 billones 642 millones de dólares, apenas ligeramente inferior al record de todos los tiempos (en mayo de 2008). Este volumen crediticio es 4,1 por ciento superior al de un año atrás y 15,5 por ciento mayor al de dos años atrás. ¿Congelamiento del crédito?
Suponiendo que he escogido mis ejemplos arbitrariamente, considérese finalmente la suma de todo el crédito bancario de todos los bancos comerciales, que es informada semanalmente. Para la semana más reciente reportada, la que finalizó el 9 de septiembre, este crédito alcanzaba los 9 billones 406 millones de dólares, suma que es ligeramente inferior al pico de todos los tiempos de 9 billones 485 millones alcanzado en la semana que finalizó el 26 de marzo de 2008. Durante los últimos seis meses, la totalidad del crédito de los bancos comerciales ha permanecido en un meseta alta, bien por encima de los niveles alcanzados en años anteriores, cuando todos parecían pensar que el crédito era amplio.
Uno podría objetar que un amesetamiento, tras un largo periodo de crecimiento constante y rápido constituye un cambio sustancial en las condiciones del mercado crediticio. Es cierto. Pero también debemos reconocer que el rápido crecimiento del crédito en el periodo que va de 2001 a 2007 fue escasamente un desarrollo saludable. De hecho, esta efusión de crédito alimentó la burbuja inmobiliaria e incontables otras inversiones malas que ahora deben ser liquidadas y que sin una continuación del régimen de dinero muy fácil, estos proyectos no pueden completarse y, si ya están terminados, funcionar sin una pérdida adicional.
Esas malas inversiones que ahora deben ser liquidadas meramente reflejan los errores cometidos en el pasado, inducidos por una mala política gubernamental en la Reserva Federal y otras agencias relacionadas con el crédito, tal como Fannie y Freddie. Por supuesto, algunos de los ajustes necesarios serán dolorosos para las partes directamente involucradas. Pero el gigantesco salvataje que actualmente está siendo pergeñado en el Congreso solamente complica los errores del pasado al mantener artificialmente con vida a varias inversiones desacertadas, aplazando el día en que los prestamistas deban borrar las malas deudas e impidiendo el retorno de la totalidad del sistema financiero a una semblanza de viabilidad económica sin los subsidios y salvatajes en curso que empobrecen a los consumidores y amenazan a toda la economía.
Por ahora, no obstante, el punto importante es reconocer que el cielo no se está desplomando. Los prestamistas siguen prestando en altos índices y la economía sigue funcionando razonablemente bien. Sin embargo, si la gente entra en pánico y le permite al Congreso explotar los exagerados temores del momento, resultados mucho peores pueden ser provocados, uno de los cuales sería otro enorme salto en el tamaño, alcance y poder del gobierno federal—una amenaza directa para nuestra economía y nuestras libertades.
Traducido por Gabriel Gasave