Por Armando Ribas
Diario Las Americas
El mundo está asustado por la crisis financiera de Estados Unidos: Al mismo tiempo desafortunadamente la izquierda está encantada por lo que parece el fin del capitalismo y consecuentemente el advenimiento del socialismo. Es decir que la crisis produce temor y alegría en este mundo embriagado de antiimperialismo, cuya denominación actual es el antiamericanismo por la hegemonía americana. Se pretende así ignorar que la crisis europea responde a las propias debilidades del Estado de Bienestar. (Welfare State).
En el orden interno de Estados Unidos, la crisis ha sido aprovechada por el candidato demócrata a la presidencia el Sr. Obama para culpar a Bush y los republicanos por la crisis. A partir de esa conceptualización, en gran parte equívoca propone la lucha de clases y una mayor intervención del Estado en el mercado. En esta aparente solución reside el mayor riesgo que enfrenta la economía americana y consecuentemente el resto del mundo. Un nuevo New Deal, significaría el cierre de la economía americana supuestamente para salvar los puestos de trabajo y ya sabemos los resultados del proteccionismo que deriva precisamente del sistema socialista.
Al tiempo de escribirse estas líneas todas las bolsas del mundo han sufrido una caída vertical, supuestamente siguiendo la tendencia de Wall Street, no obstante la aprobación del rescate financiero por la Cámara de Representantes de Estados Unidos. Dicho salvataje había sido politizado en su momento y una gran parte de los republicanos votó en contra en la primera oportunidad que se presentara. La reacción de Wall Street parece hizo entrar en razones a la mayoría y dicho rescate fue finalmente aprobado.
Más allá de que es posible discutir los alcances y aun la inmediatez de los resultados del rescate, afortunadamente no se incurrió en el error de 1929. En aquel año tal como lo describe Milton Friedman en su “Free To Choose” (Libre Para Elegir) el Federal Reserve de Washington se opuso a la propuesta del New York de actuar como prestamista de última instancia. Su consecuencia fue el cierre de unos 10.000 bancos y la caída de la economía en cerca del 50%
Es indudable que la crisis financiera de Estados Unidos tuvo su origen en la especulación excesiva con los créditos hipotecarios unido a la baja en la tasa de interés que produjo la sobrevalorización de los bienes raíces. O sea la denominada burbuja cuya explosión habría aparecido como la causa inmediata de lo que se considera una pérdida cuantiosa de riquezas. Es mi criterio que cuando el precio de un bien está reconocidamente sobrevaluado, su caída no significa una pérdida de riqueza para la sociedad, por más que así lo sufra el propietario, pues el bien no desaparece. Particularmente en el caso de los bienes raíces que es un caso diferente del precio de las acciones. Por ello pienso que el efecto más peligroso de la crisis actual puede ser, y aparentemente está siendo, ideológico.
Es probable que el impacto de la crisis financiera pueda determinar una recesión en Estados Unidos y aun en los otros países del mundo. Pero ello no se debe a la caída de las bolsas. Históricamente los precios de las acciones no reflejan la evolución de la economía real, sino la percepción especulativa del público al respecto. En muchos casos se olvida y no se tiene en cuenta la expectativa de las posibles ganancias de las empresas, que no caen abruptamente como consecuencia de la caída del precio de las acciones. Esa caída puede significar un incremento en la rentabilidad, por mas que sean grandes las pérdidas de capital de los tenedores originales.
Debemos recordar que entre el año 2000 y el 2002 el SP cayó un 35& y el NASDAC un 60%. El precio de las acciones en ese período según la información del FMI cayó un 15%. No obstante los avatares de la bolsa en esos dos años el PBI de Estados Unidos creció un 2,4%. Por tanto aun en el caso que se produjera una recesión no obstante el salvataje, esta no puede significar un proceso similar al ocurrido durante la crisis del treinta, New Deal mediante.
Ante el tsunami financiero la izquierda está de plácemes. Supone que el capitalismo ha muerto, y por supuesto el salvataje se percibe como el triunfo definitivo del socialismo. Es decir del Estado sobre el mercado, o sea la generosidad por sobre el interés y el egoísmo. La realidad a nuestro juicio sería muy diferente. Sería el triunfo del poder por sobre el derecho, la opresión sobre la libertad. Se olvida asimismo que ya en los países más importantes de la Unión Europea, tales como Francia y Alemania el deterioro económico y los problemas bancarios se produjeron en el sistema que se propone como solución en que el gasto público supera el 50% del PBI.
En el caso de América Latina difícilmente puede pensarse que en la misma rige el sistema capitalista. Es decir los límites al poder y el respeto por los derechos individuales a la vida, la libertad y la propiedad, por más que existan sistemas supuestamente democráticos. Por el momento ignoremos el caso de Cuba cuya economía fuera destrozada por Fidel Castro por cincuenta años, por más que la ceguera o la hipocresía universal pretenda culpar al mal llamado bloqueo americano por el hambre y la pobreza que sufren los cubanos.
En Venezuela impera el denominado Socialismo del Siglo XXI, impuesto por el señor Hugo Chávez, admirador de Castro e impulsado por el precio inusitado del petróleo, que dicho sea de paso ha sido otra de las causas olvidadas de los problemas económicos mundiales. Allí no se respeta la propiedad privada, y los partidarios del régimen invaden tierras y edificios con la anuencia y apoyo de funcionarios del gobierno. Según la información provista por CEDICE, desde el año 2002 la producción de alimentos se ha reducido en un 60%; el ganado se ha reducido un 20% y la importación de carne se ha incrementado en un 60% en tanto que la producción de azúcar ha mermado en un porcentaje similar.
El señor Chávez usa los ingresos del petróleo para expandir su modelo por el continente. Tales son los casos actuales de Morales en Bolivia y de Correa en el Ecuador. Ambos pretenden ampliar sus poderes constitucionales (Correa ya lo ha conseguido), supuestamente en nombre del derecho del pueblo, que es la excusa para violar los derechos individuales. En el caso de Bolivia, Morales ha encontrado una oposición lo suficientemente fuerte política y económicamente, lo que no es el caso de Ecuador.
Al mismo tiempo es cada vez más evidente el apoyo de Chávez a las FARC en tanto que el resto de América Latina se niega a reconocer el carácter de terroristas a dicho movimiento. En una reciente reunión apoyaron las pretensiones de Evo Morales aun países supuestamente democráticos como el caso de Chile. Por supuesto en Argentina el desconocimiento de los derechos individuales por normas que violan la Constitución es asimismo un hecho evidente, y de ahí ha surgido el enfrentamiento con los representantes de los productores agrícolas.
Podemos ver que la crisis financiera trasciende la economía y afecta directamente a la ideología, y ese es el mayor peligro que enfrenta hoy la humanidad.