Por Alberto Baumeister Toledo
Analítica
Pesadumbre y desaliento es lo que puede sentir cualquier ciudadano consciente y normal ante los sucesos que viene ocurriendo en Venezuela, las medidas que adopta un gobierno arbitrario e insensato y lo que se viene implementando en leyes y normativas del Ejecutivo, el Legislativo y ante la tolerancia cómplice de un Poder Judicial entreguista y entregado.
Olímpicamente se informa o se cuela a los medios la noticia de la cuantiosa suma en dólares colocado en los mercados europeos en euros, pero nada se dice en cambio de donde y como se encuentra representadas las reservas de nuestro país.
Ni los poderes llamados a controlar y exigir esa información tienen ni siquiera voz y mucho menos voto para exigir esas respuestas a tan nefastas conductas de un tiranuelo democrático por forma, mas no por sustancia, ni las clases sociales importantes y las que aportan realmente al Fisco Nacional responden o exigen dicha información.
La realidad de la existencia y monto de las mismas, deben ponerse en duda, pues si existieran en su monto y resguardadas como debieran estar se encontraran, seguros podemos estar que tampoco pudiera observar el triste panorama del valor en mercado de los bonos y papeles respaldados por PDVSA y la Nación venezolana. El viernes, históricamente el valor de dichos valores se cotizo en el cincuenta por ciento de su valor real de emisión.
Mientras eso ocurre y para distraer la atención de los ilusos y des-ilustrados, las autoridades bancarias y de control de seguros y bolsa, se esmeran por aparentar el ejercicio de un control bufo, al recabar información e impartir instrucciones en torno a lo colocado en divisas americanas y valores de la bolsa internacional.
Es cierto que el principio hacendístico tradicional reputa incólume el patrimonio fiscal de las naciones y considera aberrante pretender afianzar, garantizar o de alguna manera apalancar o poner en duda las obligaciones soberanas del Estado, pero la triste realidad es otra. Cabe preguntarnos a todos, No preguntamos, ¿Serán suficientes las reservas, garantías o medidas adoptadas para mantener seguro el patrimonio, por contar en cartera con papeles y valores emitidos por el Estado venezolano o de sus empresas ¿ Sabemos y voz del pueblo que en los mercados nacionales e internacionales, dichos papeles y valores están francamente deteriorados, ( en un cincuenta por ciento, a la fecha citada) y con un Patrimonio Fiscal comprometido hasta los teque-teques, ( deuda pública internacional e interna sin determinación ) que necesariamente obligan a pensar que el país no cuenta con liquidez suficiente ni necesaria para afrontar el pago de simplemente las obligaciones a la fecha vencidas y exigibles, pero que el propio Estado ha obligado a sus tenedores a conservar sin exigirlas.
El panorama económico mundial es realmente sombrío a corto y mediano plazo, pero resulta risible y burlón, que se sostenga una presunta inmunidad ante los riesgos para la economía venezolana, con lo que está a la vista y dejamos comentado.
No puedo comprender que nuestro pueblo, hombres de empresa, y sociedad en general seamos tan soberanamente irresponsables como para no exigir se pongan las cuentas claras, se nos informe de la realidad de las reservas y de los compromisos.
Los "mea culpa" lanzados ahora por Don Regalón y su flamante Ministro de Finanzas para adoptar correctivos en el próximo presupuesto y en puertas de elecciones, así como el vender ilusión en torno a que separándonos, como se nos lo tiene anunciado del sistema monetario mayoritariamente aceptado, no es garantía de seguridad alguna, y menos aun escudo mínimamente eficiente para soportar el mas leve embate de siquiera un atisbo de crisis financiera en el país.
Yo simplemente me permito llamar seriamente la atención a las autoridades del ramo para que tengan ponderación y recato en las medidas, recomendaciones y mejor aún en las declaraciones que vienen lanzándose en torno a los efectos de la crisis en Venezuela y se mantenga ojo avizor sobre los casos verdaderamente críticos que encuentren fundamento técnico y racional en el obligado papel de acreedores del Estado venezolano, hoy venido a menos, sin recursos y con amplia y alucinante deuda exigible sin tener como enfrentarla.
Y si eso va por una parte, aprovecho por igual la ocasión para clamar con todo pulmón por la necesidad de enseriar la protección ciudadana. Las autoridades encargadas del tema, no solo no se ocupan cabal ni eficientemente del asunto, sino que vulgarmente hablando no le paran al problema. Ya no hay zona ni lugar en el país que no se encuentre acosada brutalmente por el hampa desbordada, como ya lo tenemos denunciado, hasta en los Metrobuses se asalta y se agrede a la ciudadanía, no se tienen antes quien ocurrir, ni hay credibilidad en las falsas promesas de las altas autoridades de lo que se viene haciendo o se hará para siquiera amainar tan terrorífico mal.
Concretamente en la Urbanización La Florida de la gran Caracas, en el corredor vial que constituye el acceso y la salida hacia la Cota Mil, no hay día en el cual no se cometa un asalto, o se produzca un robo a mano armada, descarada e impunemente.
Los jerarcas del poder son sordos y mudos para responder ante el clamor de la ciudadanía, no hay ni quien combata esta andanada de delincuencia.
¿Será por esas mismas causas que en el vecino y hoy prospero país colombiano, ante la incapacidad declarada y manifiesta de los anteriores gobiernos ara reprimir y manejar la guerrilla fue menester que se crearan y actuaran por igual ejércitos para militares irregulares o que de alguna manera consintieron las autoridades para acallar y disimular so propia Incompetencia.
Nada más tampoco quiero agregar al problema sanitario que venimos viviendo en Caracas. En efecto además de todo lo antes comentado, también ahora nos invaden las ratas por la basura acumulada y la falta de adecuada sanidad, lo Chipos ya cohabitan en nuestras majestuosas urbanizaciones del Este y Sureste, y nada decimos de las chorrochocientas barriadas de ranchos e insalubre viviendas. El dengue ya no nos deja en paz, es casi de rutina quincenal la aparición de brotes epidémicos en toda la ciudad, y en fin pare de contar.
No se realimente si con lo que debe esperarse sea la sanción electoral de alguna manera se castigará adecuadamente esta manada de inconcientes e insensatos que dicen nos gobiernan. Creo, y es mi simple opinión, que Juan Pueblo no se comerá ese cuento, casi me atrevería a sostener que con el caudal casi infinito de recursos con el cual contaron y del que todavía tienen por gastar y el cúmulo de irresponsabilidad en que han incurrido como gobernantes, es demasiado grande el volumen de yerros y disparates cometidos y por ello precisamente merecen un castigo mas severo y adecuado.