Por Juan Morote
Los europeos en general, y los españoles en particular, somos muy dados a la mojigatería de la equidistancia cuando lo políticamente correcto lo exige. De este modo, cuando se produce un conflicto internacional en el que participan los americanos o los israelíes, sea cual sea el origen del mismo, y sea cual fuere la posición defendida, la mayoría de europeos optan, de antemano, por considerar siempre que se podría haber evitado, aunque desconozcan los esfuerzos diplomáticos realizados con esa finalidad.