BBC Mundo
"La gente está preocupada por sus empleos, sus ahorros y sus viviendas. Nuestro país y nuestra economía necesitan un paquete de recuperación económica que inmediatamente cree empleos y haga crecer la economía", dijo en conferencia de prensa la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi.
Antes de la ceremonia de juramentación de la nueva sesión, los legisladores ya habían comenzado a trabajar en un paquete de estímulo económico impulsado por el presidente electo, Barack Obama, quien le exigió al liderazgo de su propio partido una medida lista para su firma en menos de un mes.
El paquete de recuperación económica que podría costar US$775.000 millones, incluiría un recorte de impuestos de más de US$300.000 millones, incentivos para las empresas que contraten a nuevos trabajadores y proyectos de infraestructura para crear empleos.
Los retos de la mayoría
Por primera vez en 16 años, los demócratas tienen una mayoría en el Senado y la Cámara y ocupan la Casa Blanca.
Se espera que las medidas propuestas por Obama tendrán amplia acogida en el Capitolio, y sin la obstrucción tradicional del partido opositor, en este caso los republicanos.
Sin embargo tendrá el reto de implementar propuestas que den resultado a la vez que enfrentan uno de los déficits fiscales más altos de su historia.
Mientras Nancy Pelosi y el líder de la mayoría en el Senado, Harry Reid, presentaban sus prioridades legislativas, la atención de la prensa se enfocaba en las dos sillas todavía sin dueño oficial en el Senado.
"Yo también quiero ser senador"
Una es la que dejó Barack Obama, solicitada por Roland Burris, tras ser nombrado por el desacreditado gobernador de Illinois, Rod Blagojevich, y la otra es la de senador por Minnesota, a nombre del comediante Al Franken, pero que el anterior dueño, Norm Coleman, todavía reclama en una agria disputa electoral.
En el caso de Al Franken, aunque el comediante ya se declaró ganador luego que el consejo electoral le dio una ventaja de 225 votos tras un minucioso recuento, todavía no cuenta con el certificado oficial que necesita por una demanda legal pendiente por parte de su rival.
Roland Burris, por su parte, llegó al Capitolio con toda la intención de juramentarse en reemplazo de Barack Obama como senador por Illinois.
Rodeado de un grupo de sus aliados y un tropel de cámaras, prensa y policía, Burris ingresó al Capitolio por la entrada de las visitas para presentar sus credenciales ante la Secretaría del Senado, lo que en cualquier otro caso sería una mera formalidad.
Tras crear una fuerte conmoción en los corredores, e incluso bloquearle el paso a la comitiva del vicepresidente electo Joe Biden, Burris se reunió con la secretaria del Senado, Nancy Erickson, quien le dijo que sus papeleo para juramentarse como senador estaban incompletos por no contar con la firma del secretario de estado de Illinois, Jesse White.
Burris no se dio por vencido, amenazó con acciones legales, y salió del Capitolio y declaró: "Estimados miembros de la prensa, mi nombre es Roland Burris y soy senador de Illinois".
El liderazgo demócrata del Senado ha rechazado el ingreso de Burris, pero se planea una reunión a puerta cerrada el miércoles para tratar de resolver la situación que se ha convertido en un circo político y una distracción de la imagen de "cambio en Washington" que buscan promover.
Mientras se decide la composición final del Senado y se busca un reemplazo para el asesor de Obama, Rahm Emanuel -quien deja su cargo en la cámara para ser el jefe de personal de la Casa Blanca-, el Congreso también debe atender otras prioridades.
Aumentos para los recién llegados
En pocos días se iniciarán las audiencias de confirmación para los nominados al gabinete de Obama.
Entre las más anticipadas la de Hillary Clinton, postulada para secretaria de Estado, y Eric Holder para el Departamento de Justicia.
Además, el Congreso investiga anomalías financieras en el espectacular fraude por US$50.000 millones del que está acusado el inversionista Bernard Madoff y tampoco se puede ignorar el reto que enfrentarán para retirar las tropas estadounidenses de Irak.
Pero los legisladores demócratas y republicanos ya pueden contar un logro bipartidista para esta sesión que apenas comienza: un aumento de salario anual de $4.700 para todos los legisladores. A partir de esta semana ganarán US$174.000 al año.