El Economista, Madrid
El contribuyente nunca duerme tranquilo cuando oye hablar de Citigroup, que ayer consiguió su tercer rescate en los últimos meses de parte del "Tío Sam". La cantidad y condiciones del acuerdo continúan variando, mientras que la dirección del banco se queda en su lugar, y nada cambia en el transcurrir del banco. La única institución que tiene un record comparable con estos es el Congreso según publica una opinión el diario "The Wall Street Journal".
No significa esto que nos riamos, señala The Wall Street Journal, pero tampoco es para no gritar. Ninguna empresa de la Tierra ha fallado tan habitualmente como Citigroup sin que haya acabado en la miseria. Los contribuyentes ya han puesto más de 50.000 millones de dólares el capital en el banco, garantizando 301.000 millones en activos tóxicos, y el banco todavía no puede reaccionar.
En un mejor mundo, Citi hace mucho que habría caído en bancarrota. El FDIC podría haber asumido y eliminado la deuda a la vez que protegía los depósitos como siempre hace. Entonces las partes que todavía hubieran servido de Citigroup, hubieran sido vendidas a quien mejor pudiera manejarlos.
Pero en este valle de lágrimas para el contribuyente, Citi es "demasiado grande para fallar" y por eso es apoyado, no vaya a ser que esto se extienda y contagia al resto del sistema financiero. Mientras esto podría haber sido cierto el pasado otoño en el peor momento del pánico financiero, Este contagio no sería igual en estos momentos en los que el gobierno federal ha garantizado los movimientos en el sistema financiero.