Por Ricardo García
Este fin de semana Joseph Biden, Vicepresidente de los Estados Unidos, visitó nuestro país. Su venida obedeció a la decisión de la administración Obama de reincorporarse al grupo de la Cumbre Progresista. Pero la decisión de hacer, además, una visita oficial a Chile es significativa y comunica que la nueva administración tiene confianza en un país que ha mostrado estabilidad institucional y económica, y que ha probado ser un socio comercial y político confiable para Estados Unidos.
En estos meses de turbulencia económica, Chile ha sido elogiado por su responsabilidad fiscal así como por la fortaleza de su sistema financiero, que le ha permitido evitar muchos de los problemas que hoy enfrenta Norteamérica. Asimismo, nuestra experiencia de los 80 está contribuyendo a diseñar los programas de ayuda al sistema financiero norteamericano.
En medio de esta crisis algunos norteamericanos percibieron una actitud proclive al proteccionismo económico de parte de la administración Obama, la que fue tajantemente descartada por el Vicepresidente Biden.
Una rápida mirada a las cifras de comercio con Chile aporta suficientes antecedentes de los beneficios del comercio internacional para EE.UU. y sus socios como para disipar estas dudas.
Sin perjuicio de que Chile es pequeño en términos de las cifras de comercio de EE.UU., la experiencia chilena es de gran importancia, puesto que el comercio bilateral aumentó más de tres veces desde la firma del TLC hace cinco años. En este intercambio participan alrededor de 14.300 empresas con 6.700 productos, la mayor cantidad de éstos provenientes de Estados Unidos. ¿Cuántos empleos se sustentan tras esa cadena productiva y comercial? Muchos, pues la mayoría de estos productos provienen de pymes, que en Chile explican el 80% del empleo. La enorme diversificación de productos y destinos del comercio entre Chile y Estados Unidos es, además, una base sólida para sustentar el comercio en el largo plazo
Para Estados Unidos, Chile es el cuarto destino de sus exportaciones en Latinoamérica, y para nuestro país, EE.UU. es el principal destino de nuestras exportaciones y socio comercial.
Otros TLC firmados por Chile no han disminuido el peso relativo de EE.UU. en el comercio con el país. En efecto, mientras en 2003 las importaciones desde EE.UU. a Chile equivalían al 15% del total importado por nuestro país, ahora esa cifra se eleva al 21%. Las exportaciones de Estados Unidos a Chile han crecido un 345% en este lapso, excediendo largamente el crecimiento proyectado para los primeros 12 años del TLC por la US International Trade Commission. En tanto, las exportaciones de Chile a ese país han crecido 121% en esos mismos cinco años. Todas las proyecciones que se hicieron antes del TLC se quedaron cortas. El TLC ha sido un éxito.
Una de las áreas donde hay que seguir trabajando para aunar esfuerzos es en la propiedad intelectual. Chile ha dado pasos importantes para solucionar las diferencias y se debería seguir trabajando en esta materia con el principal socio, que ofrece tanto potencial futuro.
Los beneficios que produce tener una buena institucionalidad en esta materia debieran constituir un incentivo no sólo para los innovadores nacionales, sino que también para potenciales inversionistas que podrían considerar establecer centros de investigación en nuestro país. Los norteamericanos en esto han sido pioneros, pues han desarrollado una economía orientada al conocimiento, la innovación y el desarrollo intelectual, por lo que aquellos que no respetan eso están afectando sus intereses vitales.
Otro aspecto por trabajar en esta fructífera relación es un acuerdo de doble tributación, base fundamental para el aumento de las inversiones en ambos países.
Pero con Estados Unidos nos une más que un comercio floreciente; también una forma de hacer los negocios y fuertes vínculos académicos y culturales. Esto es un sólido argumento para que Chile priorice y profundice sus relaciones con EE.UU.
No debemos desaprovechar las señales que nos está enviando nuestro principal socio comercial, a través de la significativa visita de su Vicepresidente. Está en nuestras manos profundizar un camino que ha permitido a Chile aprovechar oportunidades y espacios para un mejor desarrollo.
El autor es Presidente de AmCham