Por Stephan Castle
International Herald Tribune - La Nación
BRUSELAS.- Acuciados por la veloz profundización de la crisis financiera en Europa Central y Oriental y ante la creciente amenaza de una prolongada y severa recesión que se extienda a todo el continente, los 27 líderes europeos se reunieron este fin de semana en Bruselas para una nueva cumbre económica "de emergencia".
Para ser más exactos, se trató de dos cumbres diferentes. Horas antes de la reunión oficial, los primeros ministros de nueve países de Europa del Este que forman parte del bloque se encontraron en la embajada polaca ante la Unión Europea.
La convocatoria a esta inusual "cumbre antes de la cumbre" puso en evidencia las profundas divisiones y la confusión permanente que reinan entre los políticos mientras Europa enfrenta su mayor desafío económico y político desde la Guerra Fría.
"¿Dónde está el liderazgo europeo?", se pregunta Karel Lanoo, director ejecutivo del Centro de Estudios de Política Europea de Bruselas. "Cada vez me preocupa más que todo se venga abajo."
Como las economías europeas evidencian distintos grados de deterioro, no hay consenso acerca de lo que debería hacerse o de quién debería aflojar el bolsillo para ayudar al puñado de naciones del Este que están en dificultades o apoyar a países como Irlanda o Grecia, que están dentro de la zona euro y también corren peligro.
Las divisiones entre los Estados miembros "antiguos" y los "nuevos", entre miembros del Este y del Oeste, del Norte y del Sur, existen desde hace años. Pero la herida se ha reabierto y hasta el fondo, a medida que crece la preocupación de que el vasto y único mercado europeo se parta en dos, bajo la presión de las clásicas políticas de "empobrecer al vecino", destinadas a proteger ciertas industrias y empleos específicos dentro de cada país individualmente.
Para colmo, crece el temor de que la crisis financiera en Europa del Este -por sus estrechas conexiones con los bancos alemanes, austríacos y escandinavos- se extienda como un reguero de pólvora y sacuda a las economías de Europa Occidental.
La cumbre oficial de ayer se propuso mostrar que el bloque está activo y a la vez unido, dos adjetivos que últimamente han sido puestos en duda. Es más: muchos diplomáticos se preguntan si la reunión "de emergencia" convocada por la República Checa -a cargo de la presidencia de la UE- era realmente necesaria.
Después de todo, los 27 mandatarios de la UE deberán encontrarse nuevamente en el mismo edificio de Bruselas dentro de 18 días, para su reunión económica anual.
Como si las tensiones fueran pocas, algunas naciones de Europa del Este están ansiosas por acelerar su ingreso en la zona euro, que ha demostrado ser un escudo protector para las economías débiles, como Grecia e Irlanda. En caso de tener que desembolsar nuevos paquetes de rescate para esas naciones, la carga para los países más ricos y antiguos del bloque sería todavía mayor.
Alemania, el mayor contribuyente de la UE, está haciendo lo imposible para limitar el alcance de cualquier plan de rescate paneuropeo y para impedir un deterioro aún mayor de sus finanzas públicas.
Traducción Jaime Arrambide