Por Rosa Montero
El País, Madrid
El azar es un novelista demente que se divierte llenando la realidad de fastidiosas coincidencias. Ahora, por ejemplo, con la que está cayendo, con la angustia global ante el despeñamiento de la situación económica y con otros terrores por ahí dando vueltas, como, por ejemplo, esos fanáticos feroces de los talibanes a punto de comerse Pakistán, un país con armas nucleares; pues bien, con toda esta tristura y esta tensión, digo, ahora nos llega la guinda de la gripe porcina a modo de peste medieval, una catástrofe insidiosa y desoladora, porque además es un mal cuya profilaxis impide los besos y los abrazos, impide las manifestaciones de cariño y estar cerca del otro.