Por Guillermo Arosemena Arosemena
El mundo se mueve a través de los flujos de capitales, frecuentemente ellos son las causas de los desequilibrios recurrentes en la economía mundial.
Entre los siglos XVI y XVII, España movilizó a Europa centenares de toneladas de metales preciosos de sus minas en México, Perú y la fabulosa montaña hecha de plata en San Luis de Potosí en Bolivia. Esta colosal transferencia de dinero ocasionó una de las primeras hiperinflaciones globales, solo India y China salieron favorecidas por recibir parte de esos metales preciosos, como pago de sus exportaciones de textiles, especería, seda e incienso a Europa; estos bienes representaban un elevado porcentaje de las exportaciones mundiales en aquella época.
Un excelente libro es, El tesoro americano y la revolución de los precios en España, 1501-1650, de Earl Hamilton. El caos monetario causado sirvió para la creación de la Escuela de Salamanca que tuvo como sus máximos exponentes a Luis Molina, Francisco Suárez y Juan de Mariana, escolásticos dedicados al estudio de la inflación y su impacto en la economía. Durante la Primera y Segunda Guerra Mundial, los países europeos transfirieron enormes cantidades de capitales a Estados Unidos para pagar por el armamento bélico y para proteger a los capitales de los efectos de las conflagraciones. Estados Unidos pasó a tener 60% del total de las reservas de oro del mundo.
El desequilibrio causado obligó a crear un sistema monetario mundial en el que todas las monedas se fijaban con el dólar y este era el único convertible en oro. Con este sistema, Estados Unidos terminó exportando su inflación al resto de los países. En los 60, los eurodólares comenzaron a acumularse en cuentas de países europeos y posteriormente en las de otros continentes.
En los 70, con la creación de la OPEP surgieron los petrodólares, y la pérdida de valor del dólar, ocasionó que la inflación mundial alcanzara niveles históricos. El impacto fue sentido incluso en Ecuador, llegándose a pagar más de 22% en intereses y comisiones sobre préstamos en dólares. Los fondos de riqueza soberana (FRS), instituciones financieras estatales surgidas en la presente década, son resultado de enormes flujos de capitales del Primer Mundo a países de economías emergentes, debido al alza de los precios de los bienes primarios. Se estima que a pesar de la caída del precio de ellos, los FRS acumulan más de 2 billones (doce ceros) de dólares, cantidad invertida en bienes inmobiliarios, acciones, bonos y demás instrumentos financieros y se estima que para el 2015 aumentará a 15 billones.
Se considera que los movimientos de capitales de los FRS son una de las causas de la crisis mundial actual. Al momento, los FRS tienen el 12% de la inversión global.
Estos enormes recursos estatales no son siempre bien invertidos, a excepción de los de Singapur y uno que otro país. La mayoría son inversiones con fines políticos, como las de Venezuela y parte de los países petroleros árabes. Durante más de 500 años, el mundo no ha aprendido a canalizar correctamente el flujo internacional de capitales. Él ha causado el incremento del costo de vida y la pérdida del poder adquisitivo de las monedas. Como consecuencia de la crisis mundial actual, los países han creado moneda como nunca antes en la historia, las condiciones están dadas para volver a vivir un nuevo proceso hiperinflacionario global, cuando la economía mundial comience a recuperarse.
Los planes de rescate de más de 40 gobiernos, se han basado en fabulosas líneas de crédito, inversiones en los capitales de enormes instituciones financieras y no financieras y extensión de líneas de crédito y subsidios a la población en general. Es lo que se ha comenzado a llamar capitalismo de Estado.
La Fundación Atlas (atlasnetwork.org), especializada en investigaciones económicas, ha creado el proyecto Moneda Sólida, cuya finalidad es descubrir los próximos expertos economistas en el manejo correcto de la moneda. Se busca terminar con la manipulación del dinero, proyecto muy ambicioso.
