En los últimos cinco años, sin embargo, el país comenzó a perder posiciones consistentemente. Así, por ejemplo, el país ocupaba el puesto 53 en el año 2007; cayó al 67 en 2008 y luego al 79 en el 2009. Es decir, en menos de cinco años, perdimos 26 puestos en la clasificación mundial de la competitividad. La excusa que se dio en cada uno de los años en los que se fueron perdiendo posiciones, era que el país no había perdido competitividad sino que los otros la habían ganado. Esto, por supuesto, es como decir que Argentina peleó muy bien durante la guerra de las Malvinas, pero que quedó en segundo lugar porque los ingleses pelearon mejor. La palabra competitividad es en sí misma una palabra relativa, establece la posibilidad de ganar en una competencia por haber hecho más méritos que los demás.
No es el momento, pues, de buscar excusas por haber permitido que 25 países que antes estaban por debajo de nosotros ahora estén arriba. Tampoco es hora de buscar culpables por haber permitido esto. Lo importante es recuperar las posiciones perdidas, lo cual es muy difícil porque no hay muchos países que se dejen ganar como nos pasó a nosotros.
La gráfica adjunta muestra las cinco razones más citadas por inversionistas como factores que dificultan los negocios de acuerdo a la encuesta anual realizada por la misma institución, que publica la clasificación de la competitividad, el Foro Económico Mundial. Como puede verse en la gráfica, las cuatro primeras razones, que suman 55 por ciento de las respuestas, no tienen que ver directamente con las políticas económicas: son el crimen, la ineficiencia de la burocracia, la inadecuada educación de la fuerza laboral y la corrupción. La quinta razón, que representa el 7.8 por ciento, se refiere a la inestabilidad de las políticas, que incluye las económicas, que incluye el temor a los cambios bruscos en dichas políticas.
El gobierno debe actuar en la resolución de estos problemas. La pregunta es si va a tener el valor y la integridad moral de hacerlo, porque resolverlos requiere cambiar posiciones que el FMLN ha mantenido por muchos años por razones ideológicas o puramente de conveniencia política. Con respecto al crimen, el FMLN ha tomado siempre la perspectiva del criminal, justificando los crímenes como consecuencia de que no era el FMLN el que estaba en el gobierno. Ahora el FMLN está en el gobierno y tiene que tomar la perspectiva de las víctimas, no de los victimarios; tiene que combatir el crimen, no justificarlo.
Con respecto a la falta de capital humano —evidenciada por lo que los inversionistas señalan con respecto a la inadecuada educación de la fuerza laboral del país— el gobierno tiene que ver con objetividad el papel de la segunda razón de falta de competitividad —la burocracia ineficiente— que ha jugado en hacer que la población del país se mantenga con poca educación y mala salud.
El problema es que esa burocracia, que está muy interesada en lograr mayores salarios y prestaciones, pero muy poco interesada en dar una mejor educación y mejores servcios de salud a la población, ha sido uno de los bastiones del FMLN, que las ha apoyado en sus huelgas y sus negativas a aumentar la calidad de los servicios que prestan. El miedo a la inestabilidad de las políticas ha vuelto pero ahora que el FMLN, que ha amenazado tanto con darle la vuelta al país, está en el gobierno.
Es indispensable que el gobierno actúe para resolver los problemas que están destruyendo nuestra competitividad, tanto porque es necesario hacerlo para crecer económicamente, como porque es necesario que el gobierno dé señales de que tiene el valor y la integridad moral neesarios para ponerse del lado de la ciudadanía, no de intereses sectarios que están retrasando el progreso del país.
El autor es Máster en Economía, Northwestern University y columnista de El Diario de Hoy.
