Brasilia. - La Cumbre de Bariloche ha seguido la línea marcada en anteriores citas multilaterales sudamericanas: por un lado, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, hizo en los días previos un nuevo alarde de lenguaje estridente y radical, pidiendo la condena de Estados Unidos y del gobierno de Álvaro Uribe.
Por otra parte, Lula da Silva, apoyado en países como Chile y Argentina, trató, como en otras reuniones, de encauzar y moderar estas propuestas para conciliar dos aspiraciones: el rechazo a la presencia militar de EEUU en la región y los deseos de mantener buenas relaciones con el gobierno de Barack Obama.
Lula da Silva lleva más de un año actuando en el plano regional como un moderador de las propuestas radicales o extremadamente ambiciosas de Hugo Chávez. Tras el nacimiento de Unasur en 2008, este reparto involuntario (no pactado) pero natural (responde a la idiosincracia de los personajes) de papeles se ha acentuado y ha tenido varios hitos en los que ha quedado al descubierto:
De la OTAN Sudamericana al CDS
Hugo Chávez aspiraba desde 2003 a crear una "OTAN Sudamericana" que integrara y coordinara a las fuerzas armadas nacionales y terminara constituyendo un solo ejército sudamericano. Su propuesta era incluso de caracter latinoamericano ya que quería establecer una alianza militar basada en el ALBA, como propusiera en la VI Cumbre del ALBA de enero de 2008.
La idea de Chávez fue retomada por Lula da Silva tras la crisis de marzo de 2008, después del bombardeo colombiano a un campamento de las Farc en Ecuador. Pero el proyecto de Chávez en manos del presidente brasileño dio un giro más en consonancia con los planteamientos geoestratégicos de Brasil. No buscaba ya aspirar a una "Otan Sudamericana" sino a un ente (el Consejo de Defensa Sudamericano) que coordinara (no de integración) las políticas de defensa sudamericanas (no las latinoamericanas).
Como asegura el profesor español experto en relaciones internacionales de la Universidad Complutense, José Antonio Sanahuja, Lula da Silva recondujo las ideas del presidente venezolano "regionalizando" y "sudamericanizando" las propuestas de Chávez. Es decir, reconduciéndolas de manera que sean compatibles con la estrategia de liderazgo regional de Brasil, y, al limar sus aristas más radicales, e incorporar los intereses de otros países, promover consensos viables".
La crisis de Bolivia (2008)
De nuevo los dos papeles de Lula da Silva y de Hugo Chávez quedaron visibles en la crisis que vivió Bolivia en agosto de 2008 y que provocó la mediación de Unasur en la Cumbre de La Moneda de septiembre. Hugo Chávez buscaba que Unasur mostrara su apoyo total a Evo Morales frente a los prefectos opositores y a Estados Unidos.
Lula da Silva se opuso a que Unasur acabara convirtiéndose en un aliado de una de las dos partes bolivianas en conflicto. En primer lugar, exigió que tanto el gobierno de Evo Morales como los prefectos solicitaran a Unasur la mediación para evitar acusaciones de injerencia externa. En segundo lugar, pidió que para que hubiera cumbre ambas partes debían aceptar el diálogo.
El presidente brasileño consiguió que en la Declaración final no hubiera críticas a Estados Unidos y se reafirmaron los principios de soberanía, no intervención, integridad e inviolabilidad territorial, apoyo al orden constitucional y al Gobierno legítimo, rechazando de manera clara "cualquier situación que implique un intento de golpe civil, la ruptura del orden institucional o que comprometa la integridad territorial de Bolivia".
La cumbre rechazó, como quería Lula da Silva, la petición de Hugo Chávez de incluir en el texto una condena a la injerencia de Estados Unidos.
La Cumbre de Quito (2009)
La última vez que Lula da Silva se ha visto en la obligación de poner todo su peso para contener los desbordes de Hugo Chávez fue en la Cumbre de Quito del 10 de agosto pasado. Hugo Chávez quiso convertir esa reunión en un foro de críticas a Colombia y Estados Unidos por el acuerdo de las bases.
Frente a los "vientos de guerra" de Chávez, Lula da Silva terció para pedir que se celebrara una nueva reunión, en un lugar neutral, con la presencia de Álvaro Uribe y que se escuchara al propio Barack Obama.
Lula da Silva paralizó la petición de Hugo Chávez, de que se saliera de la Cumbre de Quito con un pronunciamiento en bloque que condenara la decisión colombiana. Brasil, apoyado por Chile, rechazó una propuesta de Bolivia para que Unasur condenara dicho pacto. Lula, respaldado por Cristina Kirchner, pidió que Chávez bajara el tono y se abstuviera de "adjetivaciones y estridencias".
Bariloche (2009)
Las gestiones personales de Lula da Silva con Hugo Chávez los días anteriores a la cita en Bariloche explican que el líder venezolano no exhibiera en la reunión la radicalidad que había venido mostrando desde julio. Lula llamó por teléfono el jueves a Chávez y se reunió horas antes de la cita con el presidente venezolano. Aunque no se ha desvelado el contenido de lo tratado es evidente que el brasileño buscó moderar la intervención del líder bolivariano.
La duda ahora es saber si a partir de 2010 el sucesor de Lula da Silva (Dilma Roussef o José Serra) tendrá la misma capacidad de persuasión sobre Hugo Chávez. Brasil seguirá siendo la gran potencia regional, pero para el venezolano Serra encarna a la derecha y Dilma tiene un pasado que respeta Chávez (exguerillera) pero carece del peso internacional de Lula.