Por Jessica E. Vascellaro
El correo electrónico fue el rey de las comunicaciones por un largo período de tiempo. Pero su reinado terminó.
En su lugar, una nueva generación de servicios comienza a afianzarse: servicios como Twitter y Facebook y un sinfín de otros que compiten por un pedazo del nuevo universo. Y al igual que lo ocurrido con el email hace más de una década, este cambio promete reescribir drásticamente la manera en que nos comunicamos, en formas que sólo podemos comenzar a imaginar.
Todos aún usamos el email, por supuesto. Pero el correo electrónico encajaba mejor con la forma en que solíamos usar Internet: conectarse y desconectarse, ver mensajes de vez en cuando. Ahora, estamos conectados todo el tiempo, ya sea que estamos sentados en un escritorio o en un teléfono celular. La conexión permanente, a su vez, creó una cantidad de nuevas formas de comunicarse que son muchos más rápidas que el email, y más divertidas.
¿Por qué esperar por una respuesta a un email cuando se puede obtener una contestación más rápida a través de la mensajería instantánea? Gracias a Facebook, algunas preguntas se pueden responder sin hacerlas. No necesita preguntarle a una amiga si ya salió del trabajo, si ella actualizó su "estatus" en el sitio y le dijo a todo el mundo que ya se fue. El email, atascado en la era de los archivos adjuntos, parece aburrido a comparación de servicios como Google Wave, en fase de prueba, que permite a los usuarios compartir fotos al arrastrar y colocarlas desde un escritorio a un "Wave", e ingresar comentarios casi en tiempo real.
No resulta sorprendente que mientras el email continúa creciendo, otros tipos de servicios de comunicación crecen aún más rápido.
En agosto, 276,9 millones de personas usaron el email en todo Estados Unidos, varios países de Europa, Australia y Brasil, según Nielsen Co., un aumento del 21% frente a los 229,2 millones de personas en agosto de 2008. Pero la cantidad de usuarios en sitios de redes sociales y otros similares se dispararon un 31% a 301,5 millones de personas.
"La idea detrás del servicio de correo electrónico realmente ya no es tan significativa, en momentos en que se puede tener muchos, muchos tipos diferentes de mensajes y archivos, y cuando se tiene todo esto en la misma clase de redes" señala Alex Bochannek, curador del Museo de Historia de la Computadora en Mountain View, California.
Entonces, ¿cómo estas nuevas herramientas van a cambiar la forma en que nos comunicamos? Comencemos con lo más obvio: hacen que nuestras interacciones sean muchos más rápidas.
Un flujo constante
Hace unos años, nos frustrábamos si una carta tardaba unos días en llegar. Hace un par de años, nos quejábamos por un retraso de media hora al recibir un email. Hoy, irrita que el envío de un mensaje de texto tome unos segundos extra. En unos meses, quizá nos quejemos de que nuestros teléfonos celulares no envían automáticamente mensajes a nuestros amigos dentro de una cierta distancia, para avisarles que estamos cerca.
Estos nuevos servicios también influyen para que la comunicación sea más frecuente e informal, más al estilo de un blog, en lugar de un email elaborado que se envía a una sola persona. No hay necesidad de pasar tiempo escribiendo un mensaje largo a los amigos más cercanos para contarles cómo nos fue en las vacaciones. Ahora, esos amigos, si les interesa, pueden ver cómo la están pasando en tiempo real, en línea. En lugar de enviar unos pocos emails por semana a un puñado de amigos, usted puede mandar decenas de mensajes diarios a cientos de personas que conoce, o no tanto.
Piense en Twitter. El servicio les permite a los usuarios enviar mensajes de 140 caracteres a personas que se suscribieron para verlos, llamados seguidores. Así que en lugar de enviar un email a sus amigos y anunciar que acaba de conseguir un nuevo empleo, usted puede simplemente enviarlo por Twitter a toda la gente que eligió "seguirlo". Puede crear enlaces a ciertos usuarios con la forma de mensajes al ingresar "@" seguido de su nombre de usuario, o enviar "mensajes directos" privados a través del sistema al tipear "d" y el nombre de usuario.
Facebook también es parte de la tendencia. Los usuarios publican actualizaciones de estatus que aparecen en las páginas de sus amigos. También pueden publicar enlaces a contenidos y comentar sobre el tema. No hace falta tener una bandeja de entrada.
Decenas de otras empresas, desde AOL y Yahoo Inc. hasta empresas nuevas como Yammer Inc., diseñan productos basados en el mismo tema. David Liu, ejecutivo de AOL, lo llama reemplazar la bandeja de entrada con "un río que continúa fluyendo cuando usted se zambulle en él".
Pero la velocidad y la facilidad de la comunicación funcionan en ambos sentidos. Aunque hacen que la comunicación sea más frecuente, también pueden volverla menos personal e íntima. Comunicarse se está convirtiendo en algo tan fácil que quien recibe la información sabe del poco tiempo y dedicación que le tomó a quien la envió. Sí, la media decena de sus amigos más cercanos puede leer sus actualizaciones sobre sus vacaciones.
Pero lo mismo pueden hacer sus otros 500 "amigos". Y si usted sabe que toda esa gente lee sus actualizaciones, quizá diría mucho menos que si el grupo fuera menos extenso.
Demasiada información
Otra desventaja obvia del flujo de información constante: es un flujo de información constante.
Eso puede influir para que sea más difícil determinar la importancia de distintos mensajes. Cuando las personas pueden enviar con más facilidad toda clase de mensajes ¿desde actualizaciones sobre su desayuno hasta preguntas sobre los planes para esa noche¿poder darse cuenta de qué mensajes son realmente importantes, o incluso cuáles ameritan una respuesta, puede ser difícil. La sobrecarga de información puede conducir a que algunas personas se desconecten de los mensajes por completo.
Este tipo de ruidos nos vuelven aún más dependientes de la tecnología para ayudarnos a comunicarnos. Sin software que nos ayude a filtrar y organizar la información según factores que consideramos relevantes, nos ahogaríamos en la avalancha.
En la tierra del email, los consumidores a menudo pueden arreglarse con unas pocas carpetas, como mucho. Pero en la tierra del flujo de información, es necesario tener alguna clase de filtro más sofisticado.
En Facebook, puede elegir ver actualizaciones sólo de ciertas personas que agrega a ciertas listas. Los usuarios de Twitter adoptaron la tendencia de "etiquetar" los mensajes que publican según el tema.
Etiquetar también está creando el potencial para nuevos movimientos sociales. En lugar de intentar organizar a las personas por correo electrónico, los manifestantes pueden enviar sus mensajes por Twitter, etiquetarlos con el tema y que sean descubiertos por otras personas interesadas en la causa. Los iraníes usaron esa técnica para galvanizar la opinión pública durante sus protestas tras las elecciones en junio. Fue un poderoso ejemplo de lo que puede ocurrir cuando los mensajes circulan abiertamente.
¿Quién es usted?
Quizá el mayor cambio que traen estos sucesores del email sea que los usuarios tengan un perfil más público. En el mundo del email, usted es su nombre seguido de un "punto com". Eso es todo. En el nuevo mundo de los mensajes, usted tiene un mayor perfil, lleno de datos que quiere compartir y posiblemente otros datos que no.
El email trata de competir al ayudar a los usuarios a dar más señales sobre ellos mismos. Yahoo y Google Inc. lanzaron nuevos servicios de perfiles que se conectan a las cuentas de email. Eso significa que con tan sólo hacer clic en un contacto, uno puede ver toda la información que la persona eligió compartir a través de su perfil.
Pero compartir demasiada información personal también puede molestarles a las personas con las que usted intenta comunicarse. Si todo lo que quiere saber es a qué hora es la reunión, quizás no me importe que usted actualizó su estatus para indicarle a la gente dónde encontrar fotos de sus niños.
Cuestión de tiempo
Mientras, queda pendiente una pregunta importante: ¿los nuevos servicios ahorrarán o le quitarán más tiempo? Las empresas detrás de los programas aseguran que liberarán tiempo. Quizá, pero podría ser también que con más opciones para comunicarnos, pasaremos más tiempo haciendo justamente eso.