Por Rogelio Núñez
Washington. -La llegada de Barack Obama a la Casa Blanca en enero de 2009 supuso el inicio de una luna de miel entre la nueva administración estadounidense y los gobiernos latinoamericanos, que quedó patente en abril durante la Cumbre de las Américas de Trinidad y Tobago.
La crisis de Honduras o la tensión entre Colombia y Venezuela por el uso de bases colombianas por parte del ejército norteamericano han agriado las relaciones con los aliados más cercanos (México, Brasil y Colombia) y ha separado aún más a Obama de los tradicionales rivales (Venezuela o Bolivia).
Sin lugar a dudas, las divergencias con Brasil y con el presidente Lula da Silva han sido lo más llamativo, sobre todo por la buena relación que se ha establecido entre ambos. También cabe destacar el malestar que parece existir en México y Colombia:
Críticas de Brasil
Obama y Lula han discrepado muy fuertemente en los últimos meses. El brasileño se ha quejado de que el estadounidense no presta la suficiente atención a América Latina: "las preocupaciones con Irak, o Afganistán, o el plan de salud estadounidense, están impidiendo que Obama dedique una atención mayor a América Latina".
Lula da Silva ha criticado asimismo la firma del tratado de bases entre Colombia y Estados Unidos: "querido compañero Obama: No necesitamos de las bases americanas en Colombia para combatir el narcotráfico en América del Sur. Nosotros vamos a ocuparnos de combatir el narcotráfico en nuestras fronteras, y tú debes ocuparte de tus consumidores. Así el mundo queda mejor".
A esto se une que el presidente brasileño acaba de apoyar el derecho de Irán a desarrollar un programa de enriquecimiento de uranio con fines pacíficos tras reunirse con Mahmoud Ahmadinejad. Lula da Silva pidió que Irán tenga el mismo trato que Brasil, quien "tiene un modelo de desarrollo de energía nuclear reconocido por el Organismo Internacional de la Energía Atómica...Aquello que Brasil defiende para nosotros, defendemos para los otros".
El principal asesor del presidente brasileño para Asuntos Exteriores, Marco Aurelio García, afirmó que el gobierno de Barack Obama ha dejado una cierta "decepción" en su primer año de mandato por el estancamiento en la Ronda de Doha y la falta de compromisos sobre el cambio climático como factores que han provocado "frustración" en Brasil.
El asesor de Lula aseguró que "entendemos que el presidente Obama enfrenta una situación interna difícil, y eso está provocando una cierta frustración. El presidente Lula continúa con expectativas de un buen relacionamiento con Estados Unidos, pero hay un cierto sabor de decepción que esperamos sea revertido".
Choque por Honduras
Brasil se ha distanciado sobre todo por la postura de Barack Obama sobre Honduras porque el gobierno estadounidense considera legítima la elección presidencial en Honduras, que tendrá lugar este próximo domingo. La administración Obama aceptará el resultado de las elecciones aunque no regrese Manuel Zelaya a la presidencia.
Brasil ha advertido que no reconocerá esos comicios ya que aún no ha sido restituido en el poder el depuesto Manuel Zelaya, una condición pedida por Brasilia para validar las elecciones. Incluso, el gobierno de Estados Unidos rechazó una propuesta de Brasil de postergar las elecciones presidenciales en Honduras hasta la restitución de Zelaya, según reveló el diario brasileño "O Estado de Sao Paulo".
El retorno de Zelaya a la presidencia de Honduras es reclamada por Brasil y por la mayoría de líderes latinoamericanos, como expresó Marco Aurelio García: "nos parece lamentable que se quiera limpiar un golpe de Estado con un proceso de elección que se realiza en un país que vivió virtualmente un estado de sitio estos últimos meses"..
La decepción colombiana
En Colombia también existe cierta decepción debido a que el gobierno de Álvaro Uribe y la sociedad colombiana consideran que el gobierno de Barack Obama no ha mostrado su apoyo a Colombia ante la escalada de tensión bilateral con la Venezuela de Hugo Chávez.
La Comisión Asesora de Relaciones Exteriores de Colombia, formada principalmente por ex presidentes y ex cancilleres, manifestó su "extrañeza" por la falta de reacción de los "países amigos" ante las "amenazas de agresión militar por parte de Venezuela".
Por su parte, el empresariado colombiano también se ha mostrado dolido: "es un silencio que se oye de manera atronadora en la realidad colombiana", ha dicho el presidente de la Asociación Nacional de Empresarios, Luis Carlos Villegas. En el sector privado colombiano "extraña de manera notoria el silencio de Estados Unidos frente a la controversia con Venezuela". Según el dirigente empresarial el Gobierno de Barack Obama "anda abandonando a sus aliados" en el mundo.
El ejecutivo de EE.UU. tuvo que salir al paso de las quejas colombianas y ofreció su colaboración para buscar una solución pacífica al conflicto. Tras manifestar preocupación por los "comentarios retóricos" de Venezuela y aplaudir la "respuesta comedida" de Colombia, el portavoz del Departamento de Estado, Charles Luoma-Overstreet, dijo que EE.UU. "está preparado para colaborar, si así se requiriese, a la hora de promover la resolución pacífica de disputas".
Además, algunos consideran que no existe buen filling entre Álvaro Uribe y Barack Obama, sobre todo por la reticencia del gobierno de EE.UU. a presionar al Partido Demócrata para que apruebe el TLC con Colombia. El tratado de libre comercio entre Colombia y Estados Unidos fue firmado el 22 de noviembre de 2006, pero ha chocado en el Congreso norteamericano con el recelo de legisladores demócratas (con mayoría en ambas Cámaras) que piden mejoras en materia de derechos humanos del gobierno de Uribe.
México, emigración y temor a China
En cuanto a México, el vecino de EE.UU. teme verse postergado por la alianza entre Estados Unidos y China, que abarca no sólo el terreno político sino también el económico y comercial. El fortalecimiento de los lazos comerciales entre Estados Unidos y las naciones asiáticas, que busca el presidente Obama, podría acentuar la caída que las exportaciones mexicanas. Más del 80% de los productos que México vende al exterior se destinan a sus principales socios comerciales, EE.UU. y Canadá.
Además, existe malestar por la política migratoria del Presidente de Estados Unidos, quien en los últimos días solicitó reforzar el muro fronterizo entre México y su país, argumentando cuestiones de seguridad nacional. Obama pidió al Congreso que, respalde con más presupuesto la construcción de otros mil kilómetros de muro en la frontera con México.
Los enemigos de siempre
La relación con Venezuela, Nicaragua y Bolivia sigue siendo mala y las acusaciones que lanzan Hugo Chávez, Evo Morales y Daniel Ortega recuerdan a lo que decían en tiempos de George W. Bush.
Hugo Chávez acusó ayer a Barak Obama de que su nueva política hacia la región ha sido "puro cuento", y reiteró que existe un "contraataque imperial" al desarrollo en el continente. "Y Venezuela es el blanco número uno en el mapa imperial en este continente" porque este país "es el epicentro" de la corriente "revolucionaria, socialista".
El venezolano reiteró su denuncia de que se ha puesto en marcha una "gran operación mediática" para presentarlo "como quien está preparando una guerra" cuando "Venezuela es la agredida" por los planes imperiales. "Nosotros somos los agredidos (...) pero hay un contraataque imperial que en algunos casos se manifiesta de manera abierta como en Colombia y Honduras".
Chávez acusa a Washington "está detrás del golpe en Honduras y ahí está demostrándolo", cuando el "embajador de Estados Unidos" ha dicho "habrá que reconocer al próximo Gobierno": "El golpe en Honduras es para detener la llamarada socialista que recorre América Latina, y a la que el imperio le tiene miedo".
Por su parte en Bolivia, el vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, aseguró que Estados Unidos mantiene interferencia en asuntos políticos bolivianos y que por eso la firma del acuerdo marco entre ambos países está en suspenso: "(el gobierno de Obama) sigue una política debajo de la alfombra, sigue moviendo pisos políticos. Mientras mantengan esa actitud de interferencia política hacia Bolivia tendrán respuesta contundente. Mientras no cambien de actitud, esta sana y soberana distancia es lo mínimo que podemos hacer".
Incluso, Evo Morales atacó el "imperialismo estadounidense": "cuando ya no pueden en Bolivia convierten a Colombia en una base militar (...) no me arrepiento de haber defendido la dignidad nacional y expulsado hace unos meses al embajador de Estados Unidos y a los agentes de la agencia antidrogas de ese país (DEA) que se daban a la tarea de mandar a nuestras Fuerzas Armadas y participar en actos de conspiración contra la democracia".
Daniel Ortega, como cuando fue presidente en los años 80, viene arremetiendo contra la instalación de bases militares estadunidenses en Colombia, que 'amenazan la soberanía, la paz y dignidad' de América Latina y en contra del 'injerencismo' en asuntos de política interna.
Ortega advirtió que las bases militares representan 'una verdadera amenaza para la soberanía del pueblo colombiano y para todos los pueblos de América Latina... es un retroceso'...Son un símbolo de guerra... no queremos más guerra en América Latina, el mundo no quiere más guerra, quiere paz y trabajo'.
Cuba, la asignatura pendiente
Cuba siempre será una asignatura pendiente para cualquier gobierno de Estados Unidos. La iniciativa la ha llevado hasta ahora la administración estadounidense que ha prolongado por seis meses la suspensión de la ley Helms-Burton de embargo contra la isla o que ha incluido en su política de apertura hacia la isla la reanudación de los vuelos directos de Los Angeles a La Habana, después de casi cinco años.
En la sede de la ONU se han celebraron conversaciones entre los dos países acerca de inmigración, las primeras desde que habían sido suspendidas por Bush en 2003, y que ambas partes calificaron de "positivas". El reinicio de este diálogo está en consonancia con las intenciones de la administración Obama de buscar un "nuevo comienzo" en las relaciones con Cuba.
En abril, el gobierno anunció el levantamiento de las restricciones a los viajes de familiares y a los envíos de remesas hacia la isla, que George W. Bush había endurecido durante su mandato. Además, desde mayo, funcionarios del Departamento de Estado y representantes del gobierno cubano han mantenido una serie de reuniones preliminares.
En este momento, y tras todos estos gestos, el gobierno de Barack Obama, partidario de una "diplomacia directa y sin condiciones" con Cuba, exige a cambio que el ejecutivo de Raúl Castro se dirija hacia una verdadera democratización y respete los derechos humanos.