Por Colin Barr
El brazo de inversión de las ciudades-estado de Medio Oriente, Dubai World, está trabajando con los acreedores para reestructurar 26,000 millones de dólares de deuda que tomó durante un atracón de propiedad global de varios años.
La semana pasada, los mercados entraron brevemente en pánico después de que la empresa declarara que no podía pagar su deuda y que el Gobierno de Dubái dijera que no iba a intervenir.
Mientras que los problemas de Dubái parecen estar bajo control por el momento, no faltan otros países que sufren una combinación de ingresos sumergidos y préstamos descabellados que pronto exigirán atención.
Grecia maneja un déficit presupuestal que espera sobrepasar el 12% del producto interno bruto este año. Otro país en la burbuja es Rumania, que está a la espera de los resultados electorales del sábado, pues estos serán clave para asegurar ayuda adicional de prestamistas dirigidos por el Fondo Monetario Internacional.
Hasta ahora, las agencias de ayuda como el FMI y la Unión Europea han otorgado financiamiento de emergencia para limitar la profundidad de las caídas económicas de las naciones en problemas como Hungría, Ucrania y Letonia. El FMI dijo en septiembre que se ha comprometido a prestar 163,000 millones de dólares desde el colapso de Lehman Brothers.
Con las economías bajo coacción en todos lados, y con inversionistas dudosos sobre los riesgos que asumirán los gobiernos de gasto libre, el próximo capítulo de la extensión de la crisis de deuda mundial es sólo cuestión de tiempo.
"La pregunta que todo el mundo se hace es cuál es el límite del apoyo ofrecido a estos países en problemas", dijo Mary Strokes, economista que vigila el desarrollo de Europa en RGE Monitor, el sitio Web de análisis manejado por Nouriel Roubini, economista de la Universidad de Nueva York.
Grecia es uno de los países en riesgo de no pasar la prueba. El estado del sureste de Europa, con un fuerte antecedente de finanzas flojas, está siendo atacado por los mercados de crédito por sus gastos excesivos.
El costo de los préstamos de dinero hechos al Gobierno griego siguió a una degradación hecha en 2009. El costo de asegurar los bonos gubernamentales contra moras ha aumentado diez veces desde que la crisis financiera comenzó a fermentarse en 2007.
Los votantes griegos respondieron derrocando al Gobierno y fijando una administración que proponía la reducción del déficit de presupuesto por un trimestre durante el próximo año. Aún así, incluso el presupuesto improvisado proyecta un déficit presupuestal equivalente al 9% del PIB, tres veces mayor al frecuentemente ignorado límite de la Unión Europea.
Algunos observadores dicen que Grecia no tiene más opción que ir humildemente con la Unión Europea, quien ya ofreció un amplio apoyo a los bancos griegos por medio de préstamos baratos. Pero el ministro de finanzas del nuevo gobierno socialista electo, George Papaconstantinou, insiste en que no hay una solicitud de rescate en proceso.
Papaconstantinou declaró en un editorial del Wall Street Journal el lunes que "lo que Grecia necesita de sus socios es, en realidad, una ‘suspensión de incredulidad'".
Si en este momento Grecia es el punto de deuda más frágil después de Dubái, los demás no se quedan atrás. Los estados de exportación dependiente como Letonia y Ucrania, siguen luchando incluso con el apoyo del FMI. Aunque las economías más grandes de España e Irlanda están mucho mejor diversificadas, también luchan por contener el daño de burbujas masivas en la vivienda de principios de esta década.
Incluso los prestatarios más grandes y merecedores de crédito no están exentos del reproche que sigue a un año de gasto de estímulos récord. El índice de riesgo gubernamental de Credit Derivatives Research ha aumentado casi 50% desde su baja a mediados de septiembre, entre el aumento de las preocupaciones sobre los desbalances fiscales en Japón, Estados Unidos y en Reino Unido.
Aún así, el problema presupuestal en Estados Unidos no representa una crisis por sí mismo. La deuda federal mantenida por la población espera aumentar al 60% del PIB al final del año fiscal 2010, en comparación con el 41% de finales del año pasado, pero eso está muy por debajo de las lecturas de tres dígitos tomadas en algunas de las naciones en problemas y en Japón.
El problema potencial más grande para Estados Unidos es el costo que tendrá atender toda la deuda en los años por venir, y si ese gasto debilitará el crecimiento económico.
Los pagos de intereses federales ya representan el 1% del PIB, según la Oficina de Presupuestos del Congreso, y podría aumentar al 2.5% del PIB para el año 2020 a menos que los legisladores realicen algunos cambios.
En cualquiera de los casos, la lección que varias personas toman del episodio de Dubái es que con la caída de los valores de los activos y los niveles de deuda aún en lo alto, podemos esperar más sorpresas desalentadoras en los meses por venir.
"Muy probablemente Dubái NO es el último en la serie de repercusiones de la burbuja post-crédito", escribió en una nota a sus clientes David Rosenberg, economista de Gluskin Sheff.