Por Rupert Murdoch
Atravesamos un momento en el que muchas organizaciones de noticias están cerrando o reduciendo su tamaño. Sin duda oirá a algunos decir que el periodismo está en terribles condiciones y que el triunfo de lo digital es el responsable.
Mi mensaje es precisamente el contrario. El futuro del periodismo es más prometedor que nunca, limitado tan sólo por los editores y productores que no están dispuestos a luchar por sus lectores y televidentes, o por el gobierno que usa su mano ya sea para regularnos de más o para subsidiarnos.
Desde el principio, los periódicos han prosperado por una razón: la confianza que proviene de representar los intereses de sus lectores y darles las noticias que son importantes para ellos. Eso significa cubrir las comunidades en las que viven, exponer la corrupción en el gobierno y los negocios, y enfrentarse a los ricos y poderosos.
La tecnología ahora nos permite hacer esto en una escala mucho mayor. Eso significa que tenemos los medios para llegar a miles de millones de personas que hasta ahora no han tenido fuentes honestas o independientes de la información que necesitan para ascender en la sociedad, hacer que sus gobiernos cumplan lo prometido, y buscar sus necesidades y sueños.
¿Significa esto que todos vamos a tener éxito? Por supuesto que no. Algunos diarios y organizaciones de noticias no se adaptarán a las realidades digitales de nuestros tiempos y fracasarán. No debemos culpar a la tecnología por estos fracasos. El futuro del periodismo pertenece a los osados y las compañías que prosperen serán aquellas que encuentren nuevas y mejores formas de cumplir las necesidades de sus televidentes, oyentes y lectores.
Primero que nada, las compañías de medios necesitan darle a la gente las noticias que quieren. No alcanzo a contar el número de periódicos que he visitado en los que tienen una vitrina llena de premios de periodismo, pero una circulación en rápido declive. Esto me dice que los editores están produciendo noticias para ellos mismos, en vez de noticias relevantes para sus clientes. El activo más importante de una organización de noticias es la confianza que tiene con sus lectores, un lazo que refleja la confianza de los lectores de que los editores están pendientes de sus necesidades e intereses.
En News Corp., hemos estado trabajando por dos años en un proyecto que usará una porción de nuestro espectro de transmisión para llevar nuestros programas de TV, y tal vez hasta nuestros diarios, a aparatos móviles. Los consumidores de noticias de hoy en día no desean estar encadenados a una caja en su casa u oficina para obtener sus noticias y entretenimiento favorito. Nuestro plan incluye las necesidades de la próxima ola de experiencias televisivas al pasar al modo inalámbrico.
Sucede lo mismo con los periódicos. Cada vez más de nuestros lectores están usando diferentes tecnologías para acceder a nuestros diarios durante diferentes partes del día. Por ejemplo, podrían leer parte de The Wall Street Journal en su BlackBerry camino a la oficina, leerlo en la computadora cuando llegan y leer otra parte en un lector electrónico más grande y nítido estén donde estén.
Mi segundo punto se desprende del primero: el contenido de calidad no es gratuito. En el futuro, el buen periodismo dependerá de la capacidad de una organización de noticias para atraer clientes al proveer noticias e información que ellos estén dispuestos a pagar.
El viejo modelo de negocios basado principalmente en la publicidad está muerto. No nos engañemos, un modelo de negocios que dependa principalmente de la publicidad en línea no puede sostener a los diarios a largo plazo. La razón es una simple cuestión de aritmética. Aunque la publicidad en Internet está incrementando, ese aumento es apenas una fracción de lo que se está perdiendo en la publicidad impresa.
Eso no va a cambiar, incluso en una época de bonanza. Esto se debe a que el viejo modelo fue fundado sobre cuasi monopolios como los anuncios clasificados, el cual ha sido demolido por competidores nuevos y mucho más baratos como Craigslist, Monster.com y otros.
En el nuevo modelo de negocios, les cobraremos a los consumidores por las noticias que proveamos en nuestros sitios de Internet. Los detractores dicen que la gente sencillamente no pagará. Yo creo que sí, pero sólo si les damos algo de buen valor y útil. Nuestros clientes son lo suficientemente inteligentes para saber que no se obtiene algo por nada.
Eso también aplica a algunos de nuestros amigos en línea. Sin embargo, hay algunos que creen que tienen el derecho de tomar nuestro contenido noticioso y usarlo para sus propios propósitos sin contribuir un centavo a su producción. Algunos reescriben las noticias, a veces sin dar el crédito correspondiente, de costosos y distinguidos periodistas que invirtieron días, semanas o incluso meses en sus artículos, todo bajo el destrozado velo del "uso justo".
Esta gente no está invirtiendo en el periodismo. Se están alimentando de los esfuerzos e inversiones que otros hicieron con esfuerzo. Su apropiación de nuestros artículos, casi al por mayor, no es "uso justo". Siendo un poco rudo, es un robo.
Actualmente, los creadores de contenidos cargan con todos los costos, mientras que los agregadores disfrutan de muchos de los beneficios. A largo plazo, esto es insostenible. Estamos abiertos a diferentes modelos de pago, pero el principio es claro: para parafrasear a un famoso economista, no hay tal cosa como una nota gratuita y vamos a asegurarnos de que obtengamos un precio justo, pero modesto, por el valor que proveemos.
Finalmente, algunas palabras sobre el gobierno. En las últimas dos o tres décadas, hemos visto el surgimiento de nuevas plataformas y oportunidades que nadie podría haber predicho, desde los sitios de redes sociales y iPhones y Blackberry hasta sitios de Internet para diarios, radio y televisión. Y este es tan sólo el comienzo.
El gobierno tiene un rol aquí. Desafortunadamente, demasiados de los mecanismos que el gobierno usa para regular las noticias y el negocio de la información en este nuevo siglo están basados en suposiciones y modelos de negocios del siglo XX. Si estamos realmente preocupados por la supervivencia de los diarios y otras empresas de periodismo, lo mejor que puede hacer el gobierno es deshacerse de las regulaciones arbitrarias y contradictorias que evitan que la gente invierta en estos negocios.
Un ejemplo de esta forma anticuada de pensar es la regla de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) de propiedad de medios que evita que alguien posea, por ejemplo, una estación de televisión y un periódico en el mismo mercado. Muchas de estas reglas fueron escritas cuando la competencia era limitada debido a los altos costos de montar un negocio así. Para los diarios de hoy en día, su competencia no es necesariamente la estación de TV en la misma ciudad. Puede ser un sitio Web al otro lado del mundo, o incluso un ícono en el celular de alguien.
Esto significa una mayor competencia, y eso es bueno para los consumidores. Pero de la misma forma en que las empresas se están adaptando a las nuevas realidades, el gobierno necesita adaptarse también. En este nuevo y más competitivo mundo de las noticias, restringir la propiedad entre televisión y diarios tiene tan poco sentido como prohibir que los periódicos tengan sitios Web.
En mi opinión, el creciente llamado de asistencia del gobierno para los diarios es tan alarmante como la sobreregulación. Una idea que ganó popularidad es proveer fondos de los contribuyentes para los periodistas. O darles a los diarios el estatus de entidades sin fines de lucro, a cambio, por supuesto, de que los periódicos renuncien a su derecho a respaldar a candidatos políticos. El mayor problema con la "ayuda" del gobierno es lo que vimos con el rescate de la industria automotriz estadounidense: la ayuda apuntala a aquellos que producen cosas que los consumidores no quieren.
La perspectiva de que el gobierno estadounidense se involucre directamente en el periodismo comercial debería provocarle escalofríos a cualquiera que se preocupe por la libertad de expresión. Los padres fundadores de EE.UU. sabían que la clave para la independencia era permitir que las empresas prosperaran y sirvieran como contrapeso al poder gubernamental. Es precisamente debido a que los diarios generan ganancias y no dependen del gobierno para financiarse que tienen los recursos y la capacidad para hacer que el gobierno responda por sus acciones.
Cuando los representantes de las 13 antiguas colonias británicas establecieron un nuevo orden, lo construyeron sobre una base resistente: una ciudadanía libre e informada. Ellos comprendieron que un conjunto de ciudadanos informados requería noticias que fueran independientes del gobierno. Esa es una de las razones por las que pusieron la Primera Enmienda (que garantiza la libertad de expresión y de prensa) en primer lugar en la Constitución de EE.UU.
Nuestro mundo moderno se mueve mucho más rápido y es mucho más complejo que el de ellos. Pero la verdad básica sigue siendo la misma: para tomar decisiones informadas, los hombres y la mujeres libres requieren noticias honestas y confiables sobre los eventos que afectan a sus países y sus vidas. No importa si el diario del futuro es difundido mediante electrones o árboles muertos. Lo más importante es que la industria de las noticias siga siendo libre, independiente y competitiva.
Murdoch es el presidente de News Corp. Esta columna está adaptada de su intervención en el taller sobre periodismo e Internet de la Comisión Federal de Comercio llevado a cabo el 1 de diciembre.