Por Xavier Serbia
Ya hiciste tu presupuesto, tienes la lista de regalos y con el ambiente navideño en las venas sales a comprar.
¿Y qué regalarás? Es posible que el 42% de las compras que hagas este año se vayan a comprar juguetes. Que si Barbie, Dora la Exploradora, Nintendo Wii, video juegos y la lista sigue. Lo demás en libros, ropa y electrónicos.
OK…perfecto. Regalar juguetes…pero, ¿Y ahorro?... ¿Nadie piensa en regalar ahorro? Por ejemplo: “Toma hijo, Santa Claus trajo un certificado de depósito de $500 dólares”. “Mi amor, te acabo de poner $250 en nuestra reserva de emergencia”. “Oye dile a mi nieto que entre abuela y yo le hemos depositado $300 dólares esta navidad.”
¿Qué bonito y familiar suena verdad? Regalar ahorro.
Ya sé…ya sé…que incrédulo que soy. Cada vez que sugiero este regalo me sacan corriendo. “Que aguafiestas”, “vende codo”, “anti-crecimiento”. “¿Cómo recupero el costo de los niños, familiares y amigos con malas caras, críticas y comentarios por no participar del espíritu navideño de regalar el juguete de moda?”
Pregúntate esto: ¿Qué hubiese sido mejor: tener dinero en una cuenta para cuando llegaras a los 21 años o recibir los regalos? Te pregunto, ¿conservas los regalos que recibiste en navidad durante tu vida infantil y adolescente?
¿Te imaginas si tu familia entera hubiera ahorrado ese dinero en una cuenta para cuando llegaras a los 21 años?
A modo de ejemplo. Digamos que volvemos a tener 6 años (pero con la experiencia de un grande) y sabemos que la familia tiene presupuestado regalarnos $500 dólares cada año.
Si nosotros buscamos una satisfacción inmediata exigiremos que los $500 dólares sean transformados en juguetes de moda. Es lo que llamo “el impaciente domina la cumbre de nuestras emociones”.
Ahora, si buscamos una satisfacción en el futuro, escogeremos los $500 dólares y lo ahorraremos para tener un beneficio a la larga.
Digamos que tomamos los $500 dólares y los ponemos en un instrumento que genere un 4% de rendimiento nominal anual promedio. Cada año vamos aumentando la cantidad de $500 en un 3% para mantener el poder de compra. Asumiendo que dejamos ese dinero desde los seis años hasta que tenemos 21 años. ¿Cuánto sería el estimado en esta supuesta cuenta?...cerca de $13.950 dólares. ¿Si invertimos de forma que se genere un 8% de rendimiento nominal anual promedio? Tendríamos unos $19.670 dólares aproximadamente. Es una cantidad que muchos adultos no tienen actualmente.
¿Y qué pasa si tomamos la disciplina desde jóvenes de ahorrar la misma cantidad hasta los 65 años? Al 4% sería cerca de $241.000 dólares… ¿al 8%? Cerca de $1.030.000 dólares.
Sólo pregúntate: ¿Dónde están los cientos de dólares gastados por año en navidades, desde que tenemos memoria? Es cierto que la felicidad o el aprendizaje didáctico del momento no lo estoy tomando en cuenta. Pero, también es cierto que elegir juguetes por ahorro sería un costo de oportunidad que “nuestro” impaciente estaría perdiendo.
“Entonces, según tu criterio, Xavier, ¿estaríamos sin regalar en estas navidades?” – diría el contra-argumento.
No. Puedes distribuir el dinero como quieras. Pero, no olvides que regalar ahorro también es una opción.
Y no sólo pensemos en los hijos, también en nuestro futuro. ¿Acaso nosotros no debemos regalarnos ahorro? Muchos de los regalos que nos hacemos hoy no pagan el retiro, el cuidado de nuestros padres, los gastos médicos, la seguridad, el conocimiento o el negocio.
Sé que no es fácil la disciplina del ahorro teniendo encima la presión de las fiestas y los compromisos. Pero, tenemos suficiente información en nuestra historia financiera personal para reflexionar si vale la pena seguir dejando que el impaciente gobierne la toma de decisiones.
No es mala idea que compremos ahorro y nos endeudemos dando tiempo.
Como siempre digo: en una economía de mercado, afortunadamente, existen opciones.
Al final, tú decides.