La recesión económica que están viviendo los países del primer mundo golpeó también a las familias más humildes de América latina. Es que en 2009 –por primera vez en los últimos nueve años– los inmigrantes latinoamericanos que viven y trabajan en Estados Unidos y Europa enviaron menos dinero a sus países de origen. Según los datos del Fondo Multilateral de Inversiones (FOMIN), del Banco Interamericano de Inversiones (BID), las remesas que llegaron a América latina en 2009 totalizaron u$s 58.800 millones, un 15% menos que en 2008, cuando habían ingresado u$s 60.200 millones al continente en concepto de remesas.
En tanto, en Brasil, donde las remesas aportan también menos del 1% del PBI, la llegada de fondos desde el exterior cayó 20%. Esto se debió “al incremento en el número de migrantes que decidieron retornar a su país de origen, alentados por la mayor tasa de crecimiento allí, así como por la pérdida de empleos en los países receptores y, en algunos casos, por la no renovación de visas en Japón”, indica el estudio del FOMIN.
Después de un largo período en el que el volumen de remesas a la región aumentó de forma sostenida, 2009 representa el primer año en el que se registra una tasa de crecimiento negativo.
Entre el 2002 y el 2008, la tasa de crecimiento anual promedio alcanzó el 17%. Sin embargo, desde mediados del 2006 se observa una desaceleración importante, hasta llegar a una tasa de crecimiento de sólo un 1% en el 2008.
El menor crecimiento de 2008 fue el resultado de la crisis financiera global, cuyo impacto se hizo sentir en las remesas a partir del último trimestre de ese año. Durante el 2009, los efectos de la crisis se manifestaron con más fuerza sobre los flujos de dinero, provocando su caída a una tasa anual del 15%. Esta caída se acentuó, en tanto, durante el segundo y tercer trimestres del año, cuando las tasas de caída alcanzaron el 17%. “En este contexto, resulta importante señalar que durante los últimos meses del año se observan tasas de caída menores a las que se habían observado durante los meses anteriores, lo que podría indicar una posible estabilización de estos flujos”, señaló el estudio.
“La recesión económica en los países tradicionales que dan trabajo a los migrantes de la región, principalmente los Estados Unidos, España, y Japón, tuvo un fuerte impacto en las tasas de empleo e ingresos de los emisores de remesas y como consecuencia, el valor anual acumulado de las remesas a América latina se redujo sustancialmente”, indicó el FOMIN.
De cara a este año, en tanto, los investigadores del BID aseguran que en el corto plazo es poco probable que haya una recuperación importante de los flujos, debido a que no se esperan grandes crecimientos en las economías emisoras de remesas. Sin embargo, “la desaceleración en la caída de los últimos meses de 2009 permite plantear una base sobre la cual las remesas puedan mantenerse o incluso experimentar un proceso de crecimiento en el futuro”.