Por L. Gordon Crovitz
Ya sea algo planeado por sus ejecutivos o no, Google podría alcanzar algún día la envidiable posición de viejo amigo de China. Durante la apertura gradual de las décadas de los 80 y 90, muchas empresas occidentales expulsadas durante el período maoísta regresaron a posiciones privilegiadas. Cuando China se abra a la economía de la información, de la misma forma que lo ha hecho con las manufacturas y las finanzas, Google podría ser la primera compañía tecnológica en haber hecho lo correcto, tras mantener su posición y haber encontrado un punto intermedio aceptable.
Google cumplió su promesa de dejar de censurar los resultados de búsqueda en China, gracias a la elegante solución de trasladar su motor de búsqueda a Hong Kong. En una entrevista con The Wall Street Journal publicada la semana pasada, Sergey Brin, uno de los fundadores de Google, dijo que la idea fue, "de hecho, sugerida indirectamente por el gobierno chino".
Brin no dio detalles, pero este episodio ha ayudado a Google a aplicar una de las máximas de "El Arte de la Guerra", de Sun Tzu, alcanzando sus metas mientras ayudaban a China a no pasar una vergüenza. Google ahora ofrece búsquedas sin censura en su sitio de Hong Kong con la posibilidad de escoger el lenguaje entre los caracteres simplificados que se usan en el continente o los complejos que se usan en Hong Kong. [El martes, los usuarios chinos experimentaron bloqueos a sus búsquedas, que en un principio se atribuyeron a un error técnico por parte de Google y luego a un problema en el servicio de bloqueo del gobierno chino. El servicio se reestableció hacia el final del día].
Por otra parte, China puede decir que Google está cumpliendo con sus leyes, las cuales definen a Hong Kong como una región administrativa especial. Hong Kong tiene amplias protecciones de la libertad de expresión bajo la fórmula de "un país, dos sistemas", que Londres y Beijing establecieron para permitir la entrega de Hong Kong en 1997. Por supuesto, Beijing puede bloquear el acceso de los residentes del continente a los resultados políticamente sensibles en el sitio de Hong Kong, como hace con otros sitios ubicados fuera del continente.
La historia reciente muestra que mantener la firmeza frente a Beijing puede ganar su respeto. Chris Patten, el último gobernador británico de Hong Kong, fue oficialmente calificado como "una prostituta por mil años" y un "criminal por mil generaciones", tras sus esfuerzos por impulsar modestas reformas democráticas en la entonces colonia. El insulto chino de que "Google no es Dios" parece suave en comparación. Lord Patten ha vuelto a ser bienvenido en Beijing y a ser considerado un viejo amigo de China.
Google tenía razones más allá de China para tomar una medida de este tipo. Brin confirmó que lo que llevó a la compañía a rectificar su decisión de 2006 de censurar las búsquedas en China fue la violación de las cuentas de correo electrónico de un grupo de militantes de derechos humanos. Brin, nacido en la Unión Soviética, le dijo al Wall Street Journal que, aunque China ha hecho algunos progresos, "en otros aspectos de sus políticas, especialmente con respecto a la censura y a la vigilancia de los disidentes, veo las mismas marcas de los gobiernos totalitarios, y, personalmente, me parece bastante preocupante".
David Drummond, director legal de Google, relacionó la violación de las cuentas de email con la decisión de abandonar la censura en los resultados de las búsquedas. "La mayoría de los ataques cibernéticos que usted ve en China son independientes. Quizás patrocinados por el gobierno, quizás no", le dijo Drummond la semana pasada a la revista The Atlantic. "Este ataque fue diferente. Estaba casi exclusivamente destinado a meterse en las cuentas de Gmail [el servicio de correo electrónico de Google] de determinados activistas de derechos humanos, dentro y fuera de China". Esto "hacía parte de un sistema general dedicado a restringir la libre expresión, controlando los resultados de búsquedas en Internet o intentando vigilar a los activistas".
Google necesitaba decirles a sus usuarios alrededor del mundo que sus sistemas son confiables, o que al menos la empresa revelará las filtraciones. La confianza es especialmente importante en el nuevo mundo digital, donde los derechos a la privacidad y sus expectativas todavía se están desarrollando. Google necesita convencer a sus usuarios de que usará indebidamente la enorme cantidad de información que posee acerca de aquello que buscamos, leemos, miramos y escribimos. Esperamos que nuestras cuentas de correo electrónico sean sacrosantas e inaccesibles para gobiernos extranjeros u otros hackers.
Por ello, probablemente no fue una coincidencia que la semana pasada google también lanzara una actualización de Gmail llamada "Detectando actividades sospechosas en la cuenta". Esta nueva función permite a los usuarios ver si sus cuentas han sido usadas recientemente. Pueden recibir alertas cuando alguien ingresa a su cuenta desde un lugar considerado sospechoso por Google.
La pelea entre Google y China le devuelve el protagonismo a Washington. Google también necesita ayuda, y por eso compara, con razón, a los "hackers" de hoy con los piratas que debían ser derrotados para asegurar el libre comercio. Las compañías estadounidense están por delante de su gobierno.
"Por más difícil que sea la relación de Google con China", dijo el representante comercial de EE.UU., Ron Kirk, "mi primera preferencia es siempre ver si no podemos construir una sociedad para trabajar con China, con el objetivo de llegar a una resolución más temprano que tarde". En resumen: no habrá mucha ayuda aquí. Mientras tanto, China sigue bloqueando a Facebook, Twitter y YouTube.
Google ha hecho todo lo que puede hacer una empresa privada, pero sus servicios siguen en peligro. La seguridad en Internet sólo estará asegurada cuando Estados Unidos decida que el libre flujo de información es un asunto de interés nacional que vale la pena proteger.
