Por Jorge Ramos Avalos
México no puede solo en la guerra contra el narcotráfico. Y Estados Unidos no está haciendo lo suficiente para reducir el consumo de drogas. Por eso los narcos están ganando.
A pesar de que el ejército mexicano ha sido desplazado a las zonas de mayor violencia cerca de la frontera norte, el número de muertos sobrepasa los 16,000 en tres años, según conteos extraoficiales de la prensa en México.
Nadie cuestiona la valentía de la decisión del presidente Felipe Calderón de hacer de la lucha contra el narcotráfico la prioridad de su gobierno. Pero lo que se critica es que lanzó a la policía y al ejército mexicanos a una guerra para la cual no estaban bien preparados.
No sólo eso. El narcotráfico en México se alimenta de los consumidores de drogas en Estados Unidos. Y mientras no se reduzca el uso de narcóticos en Estados Unidos, lo que puede hacer el gobierno mexicano es relativamente poco.
La reducción del consumo de drogas no parece ser una prioridad en la sociedad norteamericana. Basta ver la televisión o surfear la internet para ver que hay otros temas --trabajos, seguros médicos, migración, medio ambiente-- que generan más cobertura en los medios y más atención por parte del gobierno en Washington.
¿Por qué? El número de muertos por uso de drogas (unos 17,000 al año, según drugwarfacts.org) es mucho menor que los causados por el cigarro (435,000), mala alimentación (365,000), alcohol (75,000) o suicidios (30,000). Es decir, el uso de drogas no es noticia en Estados Unidos y está relativamente aceptado en muchos círculos.
Contra eso también lucha México; contra la aparente indiferencia que este tema causa del otro lado de la frontera.
Las últimas encuestas que he leído no incluyen al narcotráfico entre los cuatro o cinco temas que más preocupan a los norteamericanos. La violencia por el narcotráfico, que tanto padecen los mexicanos, no ha tocado de cerca a los norteamericanos. Lo más cercano ha sido la muerte de tres personas vinculadas al consulado de Estados Unidos en Ciudad Juárez.
En México, en cambio, las narco muertes son cosa de todos los días. Una encuesta del Pew Global Attitudes Project concluyó a finales del año pasado que, junto a los problemas económicos, el crimen (81%), el uso ilegal de drogas (73%) y los políticos corruptos (68%) son las principales preocupaciones de los mexicanos.
El gobierno de Felipe Calderón no puede. La lucha de los carteles de las drogas para dominar los territorios cerca de la frontera ha rebasado la capacidad del Presidente, del ejército y de la policía mexicana. Hay un enorme vacío de autoridad y poder.
Además, no se está golpeando a los narcos donde más les duele. El lavado de dinero se realiza con casi total impunidad en México por narcos armados con rifles y pistolas provenientes de Estados Unidos. Así es imposible ganarles.
El Plan Mérida, sí, otorga millones de dólares y equipo a México para su lucha contra los narcos. Pero deja la solución del problema en manos de un gobierno incapaz de garantizar la vida de sus habitantes y que ha perdido el control de partes del país.
Estados Unidos podría enviar soldados a México --como lo hace ahora a Colombia-- pero el nacionalismo mexicano y el recuerdo de 1848 --cuando México perdió la mitad de su territorio-- hace que este tipo de cooperación ni siquiera se discuta.
¿Entonces? Con un débil e ineficaz gobierno mexicano y con un vecino que no se preocupa lo suficiente, los narcos están ganando.
¿Y el futuro a corto y mediano plazo? Más de lo mismo (que es el peor destino que podríamos imaginar).