Por Luis Enrique Pérez
La Hora, Guatemala
La palabra ética y la palabra moral poseen el mismo significado; pero tienen diferente origen. La palabra ética deriva de la palabra griega ethikos, uno de cuyos significados era conducta conforme al deber ser. La palabra moral deriva de la palabra latina moralis, que también significaba conducta, y uno de cuyos significados también era conducta conforme al deber ser. Esa conducta era socialmente correcta; o era una “buena costumbre”.
Aquello que debe ser se expresa mediante dos géneros de leyes: leyes morales, acatadas voluntariamente (y por eso el deber ser es autónomo); y leyes jurídicas, acatadas obligatoriamente (y por eso el deber ser es heterónomo). Es lícito conjeturar que, antiguamente, algunas leyes morales se transformaron en leyes jurídicas. Probablemente, por ejemplo, la ley que mandaba no robar fue antes una ley moral, y después una ley jurídica. En suma, hay un deber moral, que es voluntario o autónomo; y un deber jurídico, que es obligatorio o heterónomo.
Las leyes morales y las leyes jurídicas presuponen libertad, es decir, el deber ser sólo tiene sentido si hay seres que libremente pueden cumplir o no cumplir con un deber ser. Precisamente porque presuponen libertad, las leyes morales y jurídicas se distinguen de las leyes naturales, que presuponen necesidad, como en la física newtoniana; o que presuponen probabilidad, como en la física cuántica (o más precisamente, en una de las discutibles interpretaciones de los fenómenos cuánticos). Por ejemplo, la ley moral según la cual debemos cumplir nuestras promesas es ley de un ser libre, o ley de un ser que puede cumplir o no cumplir sus promesas. La ley física según la cual la atracción entre cuerpos es función de la masa y de la distancia, es ley de seres meramente naturales, es decir, de seres que (como los cuerpos celestes) no deben sino tienen que atraerse en función de la masa y la distancia.
En la historia de la cultura occidental han habido varias teorías sobre la moral. Por ejemplo, según Platón, la moral consiste en gobernarse por la razón; lo cual significa dominar el deseo y la pasión. Según Tomás de Aquino, consiste en regirse por los mandamientos de Dios. Según Jeremy Bentham, consiste en provocar la mayor felicidad del mayor número de seres humanos. Según Kant, consiste en regirse por normas que puedan ser leyes universales, denominadas imperativos categóricos, es decir, imperativos que mandan incondicionalmente (por ejemplo, no debes asesinar).
La teoría de la moral plantea cuatro problemas primarios. Primero: ¿qué es moral, y qué no lo es? Por ejemplo, ¿decir la verdad es o no es moral? ¿O mentir es o no es moral? Segundo: ¿la moral es absoluta, o es relativa? Por ejemplo, si decir la verdad es moral, ¿debemos decir la verdad en todos los casos, aunque ello nos cause un daño, o únicamente en algunos casos, cuando obtenemos un beneficio? Tercero: ¿cuál es la causa de la moralidad? Por ejemplo, ¿decir la verdad es moral a causa de una convención social inspirada en el bien común? ¿O decir la verdad es moral por una causa superior a una mera convención social? Cuarto: ¿posee el ser humano un sentido natural de moralidad, que le permite discernir intuitivamente entre conducta moral y conducta inmoral?
Post scriptum. La palabra moral se ha usado para denotar la moral misma, y también la teoría de la moral. Quizá conviene usar la palabra ética para denotar la teoría de la moral (por ejemplo, la naturaleza de las normas morales); y la palabra moral para denotar la moralidad misma.