Por Martha Colmenares
Es como lugar común mencionar que la ruptura de relaciones con Colombia decretada por Hugo Chávez, es un “mecanismo de distracción”. Desde un punto de vista por supuesto que si, estamos en una Venezuela derruida, con su saldo de gravísimos problemas, abusos, violaciones, crueldad, inseguridad, el ultraje a la memoria del Libertador, bochornos tras bochornos cubiertos de impunidad como el caso más reciente, el de los alimentos podridos. Miles de toneladas encontradas en contenedores del organismo del chavismo, del comunismo siglo XXI, que de Pedeval se ha ganado el apodo de Pudreval.
Y es a diario que siguen apareciendo, si acaso no es una grosería, es que estamos viviendo como cerdos en jaula, el que haya salido a relucir un informe de auditoria interna dirigido al presidente de Pdvsa, en la cual se advierte del pago de ,7 por carne que no llegó, estamos hablando de veinticuatro millones setecientos mil dólares. Y el presidente de este organismo es inamovible. ¿Las razones? Por algo será.
Pero no puede perderse de vista la capacidad que tiene el régimen de pasar de victimario a víctima, en un pretender generar la polarización en su país y el enfrentamiento de venezolanos y colombianos. De ahí que estoy convencida y así lo he comentado, más recientemente en el contacto telefónico que me hiciera Fernando Londoño en su programa la Hora de La Verdad de Bogotá, que todos estos hechos de notoriedad extrema no son más que el colapso del caos. Chávez lo necesita para afianzarse en el poder, para eso tiene sus culpables en la ficción, que si el “imperio yanqui”, que si la oligarquía venezolana, la colombiana no se queda atrás, y ahora, dice que Uribe le tiene preparada una guerra con los Usa, que quiere matarlo, cuando todos entendemos, que la aspiración de Colombia, es tener un vecino colaborador en la lucha contra las bandas terroristas y narcotraficantes.
Pero eso, parece ser “caca”, el “epa, eso no se toca”, cuando si algo es más viejo que Matusalén, es que supuestamente los guerrilleros de las FARC andan en nuestro país “como Pedro por su casa”, una matriz de opinión que lleva años. Y en vez de romper relaciones con los terroristas, de condenar su presencia, su existencia, de condenar sus crímenes de lesa humanidad con sus asesinatos, secuestros, pues sencillamente que el régimen en vista de las denuncias presentadas de la presencia de campamentos guerrilleros en nuestra nación, en la sesión extraordinaria de la OEA por el embajador ante este organismo, Luis Alfonso Hoyos, opta por la ruptura de relaciones, un mecanismo de evasión.
Cuando la aspiración de venezolanos es lograr de una vez por todas se pueda establecer responsabilidades, que se pueda constatar esta presencia, dar la cara, pareciera que esta exigencia da para ganarse el calificativo de “apátrida”, el utilizado por Hugo Chávez, por el hecho de la exigencia de la verdad. Los venezolanos no queremos ser señalados como alcahuetes de terroristas, además son objeto de secuestros por parte de la guerrilla.
Estamos hablando de los amigos de este régimen. Y no lo estoy diciendo yo, es Hugo Chávez quien lo ha proclamado a viva voz secundado por sus acólitos. Resultó un insulto a la dignidad del mundo cuando vehemente desde el parlamento dijo que “las FARC no son terroristas”, que tienen un proyecto político que merece respeto, que son ejército del pueblo y gestionó para ellos reconocimiento internacional.
Es muy dolorosa la situación por este rompimiento total de las relaciones, las consecuencias de tipo económico y de todo orden, especialmente la que se está viviendo en la frontera, muy lamentable. Pero igualmente lo es, y llama mi atención, el “plan de paz” que promueve Caracas, lo que ha estado en el tapete en Quito este jueves 29 de julio en la reunión de cancilleres de Unasur, la Unión de Naciones Suramericanas.
Ratificado a su llegada a la sede por el canciller venezolano Nicolas Maduro, quien estuvo de avanzada buscando el apoyo de los países chavistas de la región, bajo la insistencia de: “Vinimos a denunciar la doctrina guerrerista de Colombia”.
Sólo ocho de los doce cancilleres miembros presentes, todos muy dispuestos a mediar, eso si, pero pasaron a segundo plano las denuncias. En cuanto al canciller colombiano, Jaime Bermúdez, ya iba preparado que saldría de ahí sin nada, el consenso lo resuelven los amigos de Chávez.
La aspiración es la verificación imparcial de la existencia o no de los campamentos y guerrilleros señalados en la denuncia. Se entiende que esto sólo es posible mediante el alcance de mecanismos inmediatos, la única manera de afianzar que los terroristas serán derrotados, con la cooperación de ambos países, los del conflicto.
Significativo: Pero a último momento Venezuela no aceptó el texto que refería precisamente cómo impedir que “las Farc y el Eln, estén en cualquier país de la región”.
Así, sin una resolución final terminó esta cumbre ¿Qué se podía esperar?