Por Angélica Mora
Hugo Chávez y su partido perdieron, pese a que han proclamado que ganaron la jornada electoral del pasado domingo.
Aunque el Partido Socialista Unido de Venezuela, PSUV, obtuvo la mayoría de los escaños, la nueva Asamblea Nacional no contará con los dos tercios (110 diputados) necesarios para aprobar las leyes que el poder Ejecutivo presente en el futuro.
El presidente venezolano necesitó una larga cadena de radio y televisión para explicarle a los periodistas extranjeros -no los nacionales- que el "triunfo electoral" no le correspondió a la oposición, sino a los candidatos de la revolución.
Y por si acaso, recalcó varias veces que las elecciones fueron de carácter local y en nada tuvieron que ver con su liderazgo como jefe de Estado.
Tocando un punto neurálgico, Chávez metió una y otra vez "el dedo en el enchufe" al analizar los resultados, cuestionando lo que llamó "la manipulación de cifras de los pequeños partidos" sin pensar que lo que dice aviva la llama de los comentarios, que perciben los nuevos números como un triunfo para la oposición.
Después de estas elecciones, la situación de Venezuela no es "según el color del cristal con que se mire".
Los resultados de la votación abren una nueva perspectiva, con el oficialismo sin la fuerza del pasado y la oposición -ahora como protagonista- marcando un nuevo ritmo en la política del país.
Es cierto que el PSUV obtuvo la mayoría de los escaños, pero no alcanzó los dos tercios en las elecciones legislativas, donde la participación y el entusiasmo de los votantes contrastó visiblemente con la eficacia del Consejo Nacional Electoral, CNE, que durante angustiosas horas consultó una y otra vez lo que debía hacer con Miraflores.
Las autoridades del organismo electoral se disculparon ante la demora en ofrecer los resultados de los comicios diciendo que se debió a que el CNE quería ofrecer “la mayor cantidad de información y de cargos adjudicables e irreversibles para darle la tranquilidad no sólo a las organización políticas (…) sino al país entero”.
Sin embargo, muy pocos creyeron la excusa y hubo disgusto por parte de los políticos opositores y sus seguidores, ante el atraso en entregar los resultados oficiales, que se extendió por 8 horas, luego de haberse cerrado las mesas de votación.
Poco después del primer boletín parcial dado por el CNE, el dirigente de la Mesa de la Unidad Democrática, MUD, Ramón Guillermo Aveledo, afirmó que la oposición consiguió el 52 por ciento de los votos en las parlamentarias y agregó que el CNE “ha obviado dar un dato que es crucial” y es que la alianza ganó en voto popular, aunque no en diputados.
Por su parte, el PSUV reconoció que no alcanzó la meta que se había propuesto de sumar 110 diputados, de los 165 que componen la Asamblea Nacional.
Con base a las últimas cifras del ente comicial, el mapa político quedó con 98 escaños de partidos oficialistas, 65 para la oposición y 2 para Patria Para Todos (PPT).
Este panorama conllevará la necesidad de discusiones en el seno de la Asamblea que abrirá un nuevo espacio para el debate.
Lo negativo para Chávez es que le concedió a estos resultados electorales una enorme importancia y los analistas internacionales estuvieron previamente de acuerdo en que los votos servirían como un ensayo para medir la popularidad del mandatario venezolano, proyectando su figura como líder para las elecciones presidenciales del 2012.
El nombre del presidente no figuraba en las listas de los candidatos para la Asamblea Nacional, pero la campaña del PSUV estuvo dirigida completamente por él, quien tuvo la mala idea de bautizarla como "Operación Demolición".
Hoy Hugo Chávez trata de emerger de entre los escombros tratando de olvidar ese título... al igual que el de "Escuálidos", que es como llamaba antes de las elecciones legislativas a la oposición, además de otros nombres igualmente ofensivos.
Pese a sus críticas contra “los magos del mundo al revés que tratan de hacer parecer lo contrario y que hay que ser bien tarados para creerles", lo malo para él es que el mundo real hace tiempo que desconfía de su figura y sus palabras.
Para darle el golpe de gracia a sus disculpas, su padre adoptivo declaró desde la Habana en su última reflexión:
"...El enemigo logró una parte de sus propósitos: impedir que el Gobierno Bolivariano contara con el apoyo de las dos terceras partes del Parlamento".
Esperando que Fidel Castro no se desdiga, ese es el relleno hoy, de la arepa política venezolana.