Por Carlos Blanco
La elección parlamentaria en Venezuela ha significado una derrota política para Hugo Chávez en términos de los objetivos que éste se fijó. Había planteado que los comicios eran esenciales para el proceso que lidera y que debían lograrse los dos tercios de los diputados para garantizar la aprobación de las leyes más exigentes, de mayoría calificada. Debe recordarse que la Asamblea Nacional ha sido para el caudillo bolivariano un instrumento absolutamente dócil desde 2005, cuando un vigoroso movimiento de la sociedad civil junto a la dirección opositora decidieron no participar porque la garantía del secreto del voto había sido vulnerada y se tenía la convicción de que el año anterior, con ocasión del referéndum revocatorio, se había cometido fraude electrónico.
A partir de 2005 ha habido consultas electorales casi todos los años. En 2007 se celebró un referéndum constitucional en que Chávez fue derrotado con su propuesta de reforma, pese a lo cual impuso aspectos de ese planteamiento por la vía legal ordinaria. En 2008 se eligieron alcaldes y gobernadores, oficialistas en su mayoría, pero el chavismo experimentó derrotas significativas en los estados más poblados y en Caracas. En 2009, el Presidente impulsó un referéndum para lograr la posibilidad de presentarse indefinidamente a la reelección, que ganó en el marco de un evidente ventajismo.
En esta elección, Chávez se involucró personal y directamente. Durante más de dos meses tuvo presencia en los medios audiovisuales con un promedio de cuatro horas diarias; las caravanas de propaganda las encabezaba personalmente en las zonas que consideraba críticas, y el ventajismo gubernamental no tuvo contención alguna. Planteó la elección como un plebiscito.
Mientras, en el frente opositor se había conformado un esfuerzo conjunto con la mayoría de los partidos-la Mesa de la Unidad- que, aunque maltrechos, lograron postular en la mayor parte de los circuitos electorales fórmulas unitarias y únicas. Con dificultades financieras extremas, ya que los que colaboran con ellos están sometidos a vigilancia y a persecución, lograron avanzar en su propuesta gracias al clima de frustración popular generado por los problemas económicos y sociales. La alta inflación, las interrupciones del servicio eléctrico, la escasez de agua, los desastres naturales, el crimen desatado, los escándalos de corrupción y el rediseño de los circuitos electorales para favorecer abiertamente al gobierno fueron el marco de las votaciones recientes. El resultado fue un mazazo al oficialismo, que no pudo alcanzar sus objetivos, pues las fuerzas contrarias -que incluyen a sectores recientemente desprendidos del chavismo y no alineados con la Mesa de la Unidad- obtuvieron más del 51% de los votos y le impidieron lograr los dos tercios que Chávez demandaba.
La mayoría de votos disidentes ha adquirido el sentido político de mostrar la creciente vulnerabilidad del liderazgo de Chávez y parece hacer factible su derrota electoral en 2012. Aunque las fuerzas que lo acompañan han insistido en que "ganaron" al obtener más diputados, su sentimiento de derrota es visible. El caudillo bolivariano se ha mostrado airado y radical, pero el descalabro político no lo puede disimular.