Por Rodrigo Lares Bassa
En las narraciones del mundo literario, a grueso modo, podría decirse que están los géneros de ficción y no-ficción (realidad). En la narrativa basada en la realidad los hechos descritos en ésta se apegan a lo realmente sucedido, generalmente hay una mezcla de investigación periodística y reportaje, pero, por sobre todo, lo que se cuenta no es fantasía, siempre es creíble. En cambio, en la ficción el escritor puede permitirse dejar volar su imaginación y, por lo tanto, colocar en sus narraciones situaciones increíbles y fantasiosas.
Ahora bien, ¿qué pasa cuando la realidad supera la ficción?, ¿cuándo se narra, de forma oral o escrita, un acontecimiento de la vida real y pareciera que éste fuera ficción? y, peor aún, ¿¡y si hablamos de los hechos reales de un país!?
Se entiende por realismo mágico cuando se describe una realidad alterada. En la literatura hispanoamericana, fue en 1947 cuando, literariamente, se introduce este género traído de la mano del excelso escritor venezolano Arturo Uslar Pietri en su ensayo "El cuento venezolano". Dice el escritor que "Lo que vino a predominar en el cuento y a marcar su huella de una manera perdurable fue la consideración del hombre como misterio en medio de datos realistas. Una adivinación poética o una negación poética de la realidad. Lo que a falta de otra palabra podrá llamarse un realismo mágico".
¿Qué pasa cuando esa realidad alterada, realmente, ya no está alterada, sino que pasa a ser realidad?, por ejemplo, que a falta de repuestos del vehículo en lugar de esperar a que la tienda los ubique se decida vender el chocado y comprar uno nuevo; que se me limite el derecho al libre ejercicio de la libertad económica teniendo que ejercerlo con previa autorización y que, además, cuando me disminuyan o aumenten el cupo sea un motivo de felicidad general porque aún existe o me lo aumentaron; que padres y representantes de una zona tengan que secuestrar a un Alcalde para que éste se decida arreglar una escuela o una vía pública; que el que obtiene más votos obtiene menos escaños; que los antisociales estén libres en las calles y el pueblo encerrado y enrejado en sus casas tras el "toque de queda" autoimpuesto; que le roben un celular y después se autoconsuele con "por lo menos sólo fue el teléfono"; que entren unos antisociales a robar a una casa, maten al padre de familia y se diga "gracias a Dios que no mataron a todos"; que se llame a la policía en un momento de emergencia y ésta responda que no cuenta con unidades vehiculares suficientes para atender todas las llamadas (¡y pare de contar!); que sucedan realmente todo lo descrito y que se acepte como normal.
Entonces, ¿será que lo que se vive es una negación poética de la realidad?; ¿qué el ser humano se ha encontrado y acurrucado en su propio misterio para evadir la realidad?; ¿qué se vive un realismo mágico que ha traspasado las fronteras de lo literario?