Editorial -
El Colombiano, Medellín
Mañana se sabrá si Brasil tendrá por primera vez a una mujer en el más alto cargo de la Nación, Dilma Rousseff, candidata del Partido de los Trabajadores, y de ser así éste será también un nuevo triunfo de Luiz Inácio Lula da Silva.
Sabido es que la señora Rousseff es hechura del Presidente, luego de haberla distinguido como Ministra de Minas y Energía, y Secretaria General del Gobierno, el cargo con mayor poder de la nación, después del Primer Mandatario.
Es claro que los votos que obtenga Rousseff se deberán en gran medida a su condición de heredera del llamado "lulismo", aunque hay que reconocerle que la candidata logró durante la campaña posicionar su imagen personal.
Pero quien sí dejó un serio interrogante fue Marina Silva, del Partido Verde, a quien le faltó carácter para tomar posición, luego de las elecciones de primera vuelta del 3 de octubre, y dejó a sus cerca de veinte millones de seguidores al garete, cuando tuvo en sus manos la posibilidad histórica de influir en el cambio del rumbo político y estratégico de su país. El más fuerte contendor de Rousseff, el socialdemócrata José Serra, parece estar lejos de alcanzar su acariciado sueño de regir los destinos del país, no obstante su extensa hoja de vida y sus servicios a la nación como ex gobernador de Sao Paulo y ex ministro de Salud y Planificación. En este segundo intento de Serra por llegar a la Primera Magistratura, se ve rezagado por más de diez puntos porcentuales frente a la candidata de Lula. Es casi seguro que Serra no podrá superar con éxito estas votaciones, dada su contradictoria campaña originada en la irónica circunstancia de presentarse como candidato de la oposición de un gobierno con casi el 80 por ciento de aprobación. El Presidente Lula es reconocido por muchos, en el ámbito nacional e internacional, como el gobernante más popular de la historia brasileña.
Sin embargo, no todo será color de rosa para la candidata Rousseff, ya que buena parte del empresariado brasileño manifiesta cierto temor ante el posible triunfo de la heredera de Lula, en especial por el manejo de los recursos públicos y la política exterior, tan cercana a regímenes como el de Irán. Hasta tal punto hay inquietud, que el ex presidente Fernando Enrique Cardoso ha manifestado que "a nadie le cabe duda de que nuestro Producto Interno Bruto va a seguir creciendo, pero ese no es nuestro problema. Necesitamos una sociedad decente".
De ganar Rousseff, como se prevé, ¿qué papel seguirá interpretando Lula? Creemos que será el poder detrás del trono, dada no sólo la inexperiencia política de la candidata del PT, sino el agradecimiento a su mentor. Además, será necesaria la habilidad del ex Presidente para sortear un Legislativo que no le es favorable, en sus mayorías, al Partido de los Trabajadores.
El mundo está pendiente de las cruciales elecciones presidenciales de mañana en el gigante suramericano. Esperamos que los casi 135 millones de votantes habilitados escojan al mejor candidato como Presidente, para que su país continúe distinguiéndose como potencia regional.
Si Cardoso hizo las reformas y Lula surfeó las olas, ¿será Dilma la que logre que Brasil dé el gran salto como potencia mundial, con Lula detrás?