Por María Elena Rodríguez
PayoLibre.com
24 de diciembre de 2003
La Habana – Es navidad. Pronto fin de año y, estamos en Cuba. Sencillamente es un horror. Y con la misma honestidad que he de caracterizar a todo periodista, digo: estoy bloqueada. Cada palabra que escribo se me asemeja a un dolor de parto en el que toda mujer sabe que puede morir. Pero ahí está, intentando cambiar el sufrimiento por ver la vida en la carita de su bebé.
Y ahora me explico, los periodistas somos seres humanos como todos, pero con un poder de observación agudo y una gran rapidez mental, lo que nos hace dueños de una extrema sensibilidad. Y vas a entenderme: en tu entorno solo observas y escuchas todo el tiempo que estás despierto durante un año de hambre, carencia, enfermedad, muerte, presidio, violencia, actos delictivos, falta de moral y esperanza. Entonces tomas la pluma, no para hacer catarsis, sino para emitir tal vez un último llamado de auxilio, un SOS testimoniando lo que acontece, pues Cuba está muriendo y mi hijo y yo, somos parte de ella.
Hasta hoy, 23 de diciembre, no he escuchado la palabra... felicidades, y al preguntar, las respuestas son: no la siento, no veo nada que me permita decir felicidades, cuando todos te hablan que no tienen que comer, que le falta una medicina, que fulanito murió, o que al otro se lo llevaron preso. Y señora, uno tiene su propia carga.
Mire señora, yo no soy un estúpido, esa palabra pertenece al pasado y usted lo sabe bien. La única noticia buena que he escuchado es ¡que detuvieron a Sadam Hussein: y si habla! Y si habla, sabrá Dios si no tendremos aun más problemas. Es mejor no pensar y me voy a buscar mi pan. ¡Que felicidades ni que felicidades! Esta también se volvió loca. Bueno, una más. Así están las cosas.
En muchos domicilios de La Habana ves el arbolito de navidad y a su lado rostros ácidos o pálidos. Muchos ni los encienden expresando que ¡para qué! Otros se les olvida, algunos que es un gasto más de corriente eléctrica. La mayoría que lo pusieron declaran que es por los niños o por la tradición, pero todos coinciden: en Cuba, no hay navidad.
Desde finales de noviembre la mayoría de la población ha determinado espontáneamente que así tengan un dinerito es mejor invertirlo en alimentos y no comprar ropa porque no hay donde distraerse -al ser todo dolarizado- y mucho menos comprarla por fin de año.
Entre tanto las tiendas dolarizadas exhiben los mismos modelos, algunos con mas de un año a la venta, no se observan rebajas, sino que los precios se han disparado y según empleados de la cadena TRD* las compras están muy bajas, y los almacenes casi vacíos.
Una gran mayoría declara que van a guardar la cuota de pollo racionada mensual, comprar alguna ensalada y combinar con arroz moro e intentar comprar un bisté de cerdo por persona en los agro mercados con los mismo platos acompañantes para las cenas de los días 24 y 31 de diciembre.
A su vez trabajadores de agro mercado, venta en moneda nacional, unos estatales y otros del campesinado declaran que el nivel de venta, esta prácticamente en cero. Un número notable de la población anuncia que no se moverán de sus domicilios, lo que separará novios, matrimonios e hijos, por el temor de ser asaltados y heridos en las calles o sus domicilios resulten robados. Agregando que no esperan ver nada agradable por los canales televisivos.
Ese es el pueblo. La oposición y los periodistas piensan en los tantos que están en prisión y que mañana pueden ser ellos, y hasta ser fusilados, dada la situación política interna y externa del país. Ellos saben que esos días pasarán hambre como todos los días porque no tienen derecho a trabajar ni a intentar la venta de un artículo personal porque puede ser el pretexto para encarcelarlo que necesita el gobierno de Cuba.
Hace un año cuando la situación era mas allá de crítica para un opositor la situación era obtener un visado por refugio político, pero el proceso es tan dilatado que puede llegar primero la prisión, como son los casos de Jorge Olivera y Normando Hernández, ambos periodistas independientes sentenciados en el grupo de los 75 en la ola represiva del mes de marzo.
Muchos opositores y periodistas no tienen qué darle de comer a sus hijos o nietecitos o con qué pagar el gasto del teléfono a pesar de la vital ayuda que envía el exilio cubano.
Entonces se cometen actos desesperados, hacer una balsa endeble y lanzarse a cruzar el estrecho de la Florida, como tantos cubanos lo han hecho con muchísima menor presión económica y sicológica. Ese es el caso de los activistas del Movimiento Cívico 6 de Enero, que salvaron sus vidas milagrosamente. Y el más penoso, el del periodista Omar Darío de la provincia de Camaguey, que está desaparecido hace unos 15 días.
En Cuba no hay ya solo carencias materiales en la vida diaria y, en navidad, cuando todo el mundo está de fiesta, y los mas pobres extraen sus ahorros, sino que se ha perdido el espíritu navideño, es mas, la confianza de un familiar o un amigo, la bondad se substituye por el egoísmo entre vecinos. Y lo peor, se ha perdido la esperanza en un futuro mejor.
Muchos ciudadanos dicen que el año próximo será peor y según encuesta realizada por una periodista independiente a este año le han llamado “este año no tiene nombre” y afirman desconocer el nombre dado por el gobierno comunista al año en curso.
Y yo les digo para concluir, como ser humano que tengo un desgaste sicológico extremo, según especialistas médicos, el año próximo no sé si estaré en prisión, muerta o con capacidad para escribir. Ahora, como madre y cristiana, declaro que agotaré lo que me queda de energía, y con la FE, mi sustento fundamental, a todos los que aman la democracia les digo: FELICIDADES.
Desde la Ciudad de la Habana, Maria Elena Rodríguez
* TRD = Tienda Recaudadora de Divisa