Por Guillermo Arosemena Arosemena
El Expreso de Guayaquil
Para los de ideología enclaustrada, la globalización es para explotar a pobres y beneficiar a ricos, cuando la historia universal confirma todo lo contrario. Se necesitaría escribir un voluminoso libro para mostrar los incuantificables beneficios recibidos por la humanidad. Sin la globalización, el mundo no hubiera llegado a ser lo que es. Uno de los primeros procesos de globalización se originó en las cruzadas, cuando se inició un flujo de ideas, información, transporte y comercio entre Occidente y Oriente.
Otro de los beneficios fueron los números árabes llegados a Italia en el siglo XIII; con ellos se facilitó el comercio enormemente, al reemplazar los números romanos que tenían serias limitaciones. En ese siglo el matemático Leonardo Fibonacci usó los números árabes para crear fórmulas matemáticas que sirven para análisis de inversión en Wall Street y demás centros bursátiles mundiales.
En las últimas décadas, gran parte de la globalización se refiere a transferencia tecnológica. La Internet con sus redes sociales y la telefonía celular con cámara de fotos incorporada, han servido para que los seres humanos reciban y vean información instantánea de lo que sucede en sus naciones y el mundo.
Son estas extraordinarias herramientas tecnológicas de bajo costo lo que está permitiendo que pueblos subyugados por regímenes autoritarios conozcan cómo vive la gente en países de libertades y progreso.
Con estas herramientas los usuarios se comunican, cruzan ideas y toman decisiones. Ellas fueron usadas recientemente en Egipto en la reciente caída de Hosni Mubarak. Quien lideró el movimiento fue Wael Ghonim, gerente de Google en ese país.
Google es una de las empresas de Internet más grandes del mundo. A través de Facebook, YouTube y Twitter, convenció a la juventud egipcia a salir a las calles y protestar contra la tiranía. Jóvenes de otros países árabes aprovechan las mismas tecnologías y están saliendo a las calles a protestar contra los tiranos que limitan libertades en las respectivas naciones. La convulsión política que vive el Norte de África y Medio Oriente se debe en gran parte a la globalización de las tecnologías.