Por Mario Vargas LLosa, Alfredo Marcelo Bryce Echenique, Fernando Iwasaki y 104 escritores peruanos más
Cartas al Director - El País, Madrid
Quienes suscribimos esta carta expresamos nuestro enérgico rechazo ante la amenaza que, contra la democracia y la libertad de los peruanos, supone la posible resurrección de la dictadura fujimorista.
El régimen de Alberto Fujimori marcó el periodo más siniestro en la historia de nuestros Gobiernos republicanos. Fue una década criminal cuyas funestas consecuencias no debemos olvidar, relativizar ni pasar por alto. En los últimos años, el mayor triunfo de la democracia peruana ha sido el rechazo a esa dictadura, el procesamiento judicial de sus líderes y el castigo legal a los innumerables delitos y crímenes contra la humanidad que cometió. El Perú debe rechazar una vez más la impunidad y reforzar su fe en una democracia con justicia para todos y con posibilidades de progreso dentro de un orden legítimo.
Los escritores que firmamos esta carta venimos de lugares muy distintos del espectro político peruano y tenemos ideas divergentes sobre cómo debería ser el manejo económico y social del Perú. Creemos, sin embargo, en el valor de la libertad, el rechazo a la criminalidad y a la violencia de Estado, la defensa del orden legal y el respeto a los derechos humanos. Pensamos que estos son cimientos cruciales para la construcción de una nación justa y solidaria.
El candidato presidencial Ollanta Humala ha jurado públicamente defender esos principios. Creemos que nuestro deber en este momento es escuchar ese juramento y que nuestra obligación inmediatamente posterior será vigilar su cumplimiento. El presente nos ha dejado con esa alternativa que es la vía válida de oposición a la reinstauración de la dictadura.
La democracia es el ejercicio de una negociación: todo Gobierno debe escuchar a su sociedad civil. La sociedad civil tiene el deber de guiar a su Gobierno, hacer sentir su poder y su mandato y fiscalizar su rectitud. Pero esa negociación solo es posible cuando el poder lo ocupa un movimiento político. El crimen está fuera de ese espectro: no se negocia con quienes han abandonado la política y han elegido la criminalidad.
Por estas razones, los abajo firmantes llamamos a la sociedad a mantener su poder de representación, rechazando el regreso de la dictadura y solidificando, mediante el voto por Ollanta Humala, con una actitud activa y vigilante, nuestro orden democrático. El nuestro es un llamado esperanzado y optimista a la unidad nacional: este 5 de junio, los peruanos debemos defender, a través de un voto responsable y cívico, nuestra dignidad, nuestra libertad y nuestra democracia.