Por Ricardo Sánchez-Serra
La Razón, Lima
A puertas de viajar al Sáhara Occidental ocupado el enviado-representante del Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki moon, para la Misión de Naciones Unidas para el referendo (Minurso) en esa región, Christopher Ross, postergó su viaje debido a que Marruecos pidió oficialmente su retirada.
Al diplomático norteamericano –recién ratificado por la ONU-, según Rabat, se le acusa del poco avance en el proceso de las negociaciones, que se encuentran en un punto muerto, debido a las posiciones irreconciliables entre las partes: mientras Marruecos propone una autodeterminación para el Sáhara Occidental que sólo incluya en el referendo la anexión o autonomía, el Frente Polisario propugna ambas más la independencia.
Marruecos ocupó el territorio en 1975 cuando España abandonó a su colonia y luego que la Corte Internacional de Justicia de La Haya sostuviera que “no existe ningún vínculo de soberanía territorial entre el territorio del Sáhara Occidental y el reino de Marruecos… y que debe procederse a la- autodeterminación a través de la libre y genuina expresión de la voluntad del pueblo del territorio”.
En 1991 la ONU logró un alto al fuego entre Marruecos y el Polisario, con la promesa de la realización de un referendo en seis meses. Van 21 años y nada.
En su informe de abril Ross acusó a Marruecos de espionaje a las comunicaciones de la Minurso. Entretanto, el nuevo primer ministro francés, Jean-Marc Ayrault, simpatiza con las tesis del independentismo saharaui. ¿Qué hará la ONU ante este nuevo escenario? O ¿Será el fin de la paz?
El autor es periodista, analista internacional y miembro de la Prensa Extranjera.
